Malas y libres
Parafraseando los títulos de la trilogía de libros de Carmen Alborch, puede decirse que estas dos bailarinas solas, malas (en el sentido que Alborch subtitula: "Rivalidad y complicidad entre mujeres"), devienen libres por el efecto dignificador del soliloquio expresivo y corporal. La rivalidad entiéndase desde la óptica positiva; y complicidad, es evidente que la hay entre sus tan diferentes singularidades: corporeidad, flujo del material coréutico, dinámica, entorno decorativo.
Vicky Miranda posee un físico contundente y se desenvuelve con soltura dentro de una instalación sugerente con dos elementos básicos: silla y cuerdas. No hay demasiado discurso y le falta fluidez, pero al desarrollarse, casi logra convencer.
Compañía Provisional de Danza
Caer a peso: coreografía / baile: Vicky Miranda. Música: Nick Cave-Mick Harvey y otros. Luces: L. Perdiguero. La cita: coreografía / baile: Carmen Werner. Música: J. S. Bach. Luces: G. Montesinos. El Canto de la Cabra. Madrid, 4 de noviembre.
Muy diferente y mejor está Carmen Werner, madura, siempre cerebral, componiendo figuras de gran fuerza y plasticidad, en un registro que va desde el monólogo íntimo donde aborda la sexualidad hasta una rica y dolosa catarsis donde se astillan las copas y los deseos.
Seria en esa madurez, con dominio absoluto de su cuerpo y del espacio, la Werner logra embelesar al público; su trabajo es rico de detalles y explota todos los elementos que han hecho el firme dibujo de su personalidad escénica: una búsqueda amarga de asideros, referencias y pequeños milagros con los que paliar las inclemencias y el accidente de vivir. Menudas soledades.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.