Europa rompe la racha del Madrid
El Cibona y el Madrid saltaron a la pista con el mismo planteamiento: tres tipos altos y versátiles por dentro y dos bajitos revoloteando por fuera. Pero el equipo croata aplastó a los madrileños en la primera mitad. En defensa y en ataque. La superioridad del equipo liderado por Zizic no se explica por las estadísticas, aunque los porcentajes de tiro de los blancos fueron extraordinariamente bajos. Se interpreta mejor con imponderables como la concentración y la intensidad.
Bader, Zizic y Poljak convirtieron la zona defensiva del Cibona en una zona vedada por un alambre de espino. Además, Zizic, en ataque, se convertía en un alero habilidoso y fiable en el tiro o en un pívot poderoso bajo aro ajeno. Por contra, en el Madrid ni Gelabale ni Fotsis cerraban bien su guarida y, además, cometían error tras error en ataque. Tampoco Reyes tuvo uno de sus días más lucidos, pese a su resurrección en los instantes finales.
REAL MADRID 69 - CIBONA 70
Real Madrid: Sonko (4), Bullock (15), Fotsis (5), Gelabale (6), F. Reyes (12) -cinco inicial-; Bueno (8), Bennett (3), Herreros (14), Stojic, Hervelle (2).
Cibona: Popovic (7), Vrankovic (11), Sesar (2), Zizic (22), Bader (4) -cinco inicial-; Stimac (10), Longin (12), Krsic (2) y Poljak (2).
Árbitros: Radoncjic (Francia), Gasperin (Francia) y Chiari (Italia).
Unos 9.500 espectadores en el pabellón de Vistalegre.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
9-18
15-19
29-22
17-11
Tras el descanso, como el problema del Madrid era de índole psicológica, la extensa charla de Maljkovic en el vestuario a sus muchachos, le despertó ligeramente. Lo suficiente como para empezar a reducir una diferencia que había sido superior a los veinte puntos a una ventaja manejable con los dedos de las manos. Tan manejable, de hecho, que se convirtió en un punto a favor a falta de 25 segundos. Cambió, pues, la actitud -hasta el punto de conseguir a base de defensa que el Cibona agotase alguna posesión sin lanzar a canasta-. Y cambió, además, el que por la cancha de Vistalegre emergieron, primer Bueno y después Reyes. No es la primera vez esta temporada que Bueno al que en principio no le corresponden los titulares se echa al equipo a la espalda. A falta de mejores virtudes, la insistencia de Bueno le proporcionó al Madrid segundas y hasta terceras opciones para enmendar su desacierto con el tiro. Y contagió a sus compañeros, que se agarraron al rebote para mantenerse vivos hasta el final.
Tampoco fue el día del Madrid desde la línea de tres -convirtió 7 de 17-. Un recurso muy socorrido cuando a uno no se le ocurre otra manera mejor de anotar. Bennett, Bullock y Herreros abusaron de él. Sin éxito. Pero ese no fue el mayor desacierto de Bennett, sino una dirección plana incapaz de abrir resquicios en el grupo balcánico. Tampoco Sonko y Bullock estuvieron muy atinados cuando les tocó ejercer de directores.
El último cuarto recordó más a los momentos previos a un sprint de ciclismo que a un partido de baloncesto. Nadie fue capaz de anotar en casi cuatro minutos y los dos equipos se dedicaron a vigilarse más que a decidirse por resolver un partido. Eso, hasta que la sirena amenazaba cin el final y al Cibona le entraron temblores. Bueno, no a todos. Bastó con que a Zizic no le pudiese la presión para dejar en los últimos cinco segundos la reacción del Madrid en una anécdota. Los blancos se toparon con la realidad de Europa y truncaron su racha liguera de siete victorias consecutivas.
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