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Columna
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Gibraltar

Reproches al Gobierno por su decisión de aparcar la reivindicación de Gibraltar. No sé. En vista de los resultados obtenidos por las estrategias desplegadas a lo largo de tres siglos, no parece que con ésta se vaya a conseguir más, pero tampoco menos. Y tiene la ventaja, por lo que mí respecta, de reflejar mi postura sobre la cuestión.

De niño, como a todos, maestros y personas encargadas de hacer de mí un hombre, me machacaron con el asunto de Gibraltar, en parte para demostrar, si falta hacía, el carácter ruin y traicionero del inglés, y en parte para estimular mis sentimientos patrióticos, que les debían de parecer harto insatisfactorios. Yo decía a todo que sí, como de costumbre, y para mis adentros pensaba que o se recuperaba el Peñón como se había perdido, es decir, a cañonazos, o se callaba uno. Tanto reclamar para que nos dieran un chasco tras otro no valía la pena.

A lo sumo me molestaba que estuviera en manos de una potencia extranjera el único punto de la península donde había monos. El resto me traía sin cuidado.

Años más tarde vi unas imágenes de Gibraltar: chica con botas y minifalda, coches ingleses y lo que parecía ser la puerta de un pub. No sé si aquello era Jauja, pero comparado con lo que teníamos acá, lo parecía.

Por fortuna, las cosas han cambiado de un tiempo a esta parte: la situación y también la relación entre las partes en litigio.

De modo que convendría aprovechar la pausa del aparcamiento para pensar y tal vez para poner en práctica alguna estrategia nueva, ya que el llamamiento a la legalidad, la intimidación y el berrinche no han surtido efecto. Por ejemplo, podríamos ofrecer un canje ventajoso para las dos partes: el Reino Unido nos entrega Gibraltar y nosotros le damos, a cambio, una localidad de la costa donde se practica el turismo de borrachera. El valor estratégico no es equiparable, pero las cosas también han cambiado en el terreno geopolítico y en el tecnológico. Me imagino que a Tony Blair la idea le parecerá descabellada, pero yo creo que los hooligans la verán con buenos ojos. Son un montón y no está Blair como para andar perdiendo votos. Y si se cierra a la banda, podemos decir a Ibarretxe que organice un referéndum en el Reino Unido, ahora que ya no es delito.

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