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Crónica:FÚTBOL | Novena jornada de liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Imprevisible 'Niño'

Fernando Torres, protagonista absoluto, le da un empate al Atlético en Valencia y le amarga la noche a Ranieri

Exagerado en todo, en lo bueno y en lo malo, Fernando Torres tuvo un protagonismo absoluto anoche en Mestalla. Primero erró goles cantados y propició con un mal pase el gol del Valencia. Y después sacó el genio que lleva dentro: expiraba el encuentro cuando El Niño recibió un pase largo de Simeone, un buen pase, sí, pero con escaso margen de maniobra, rodeado de tres defensores valencianistas y un portero siempre dispuesto. No le importó. Su control fue extraordinario: amortiguó suavemente el balón entre los cordones de la bota derecha, dribló hacia atrás y se alejó de sus tres marcadores, justo antes de disparar con el alma y ver pasar la pelota entre la nube de piernas y la estirada tardía de Cañizares, que anduvo muy lento. Evitó así el Atlético su cuarta derrota consecutiva fuera de casa y metió de paso al Valencia en una situación desesperada para su entrenador, que suma siete partidos sin ganar. La verdad es que había hecho pocos méritos el Valencia para ganar, y sólo un grave error de Leo Franco permitió a Angulo sacar una ventaja que fue después insuficiente. Porque el Valencia no tuvo fútbol, como viene siendo habitual. Ni mucho ni poco. Y ni siquiera en la última media hora, con un jugador más por la expulsión de Paunovic, mostró superioridad alguna.

VALENCIA 1- ATLÉTICO 1

Valencia:Cañizares; Curro Torres, Marchena, David Navarro, Carboni; Rufete, Albelda, Baraja, Angulo; Aimar (Di Vaio, m. 7) y Mista.

Atlético de Madrid:Leo Franco; Aguilera, Pablo, Perea, Sergi; Sosa, Luccin; Ibagaza (Simeone, m. 46), Paunovic, Antonio López (Musampa, m. 70); y Fernando Torres.

Goles:1-0. M. 63. Pase largo de Baraja a Di Vaio. Leo Franco no atrapa el balón en su salida y Di Vaio remata a portería. Angulo recibe el rechace de Pablo y marca a puerta vacía. 1-1. M. 78. Torres controla un pase largo de Simeone, regatea a Navarro y Marchena, y bate a Cañizares, que toca el balón.

Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a David Navarro, Albelda, Angulo y Di Vaio. Expulsó a Paunovic por doble tarjeta amarilla (m. 69).

Unos 47.000 espectadores en Mestalla.

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Y eso que, con el agua al cuello, Ranieri había vuelto a las esencias. Al equipo que le dio tanta gloria a Rafa Benítez. Ni rastro de las nuevas incorporaciones del verano. En el minuto uno, un patadón involuntario del central Pablo en el rostro de Aimar dejó helado el estadio. Y al enganche argentino sangrando en la boca, camino del vestuario. Justo antes de recibir el impacto, había cabeceado picado Aimar en la única ocasión valencianista en toda la primera parte. El rechace de Leo Franco lo remató a las nubes Mista, en un mal presagio. El portero del Atlético, a su vez, transmitió un mensaje que se repetiría poco después: era incapaz de atajar casi ningún balón.

La lesión de Aimar enfrió al Valencia. El Atlético se defendió con la gorra, siendo sus dos centrales -Pablo y Perea- muy superiores a los atacantes locales. Ferrando montó un centro del campo numeroso y peleón que se impuso en ese espacio. Conquistó el territorio, pero anduvo escaso de clase para decidir. Arrinconado Ibagaza a la banda derecha, sólo Paunovic, desde la media punta, lanzó un gran pase en profundidad a Fernando Torres, que le ganó la espalda a la defensa. Claro que entonces El Niño pagó el precio de llamarse El Niño y de querer que cada uno de sus goles sea una obra maestra. En este caso, trató de picar el balón por encima de Cañizares, pero pifió la vaselina: se le quedó el pie atrancado en la cal.

El partido adquirió un tono cada vez más gris y desagradable, con un infinito número de imprecisiones en los pases, en los controles, en todo. Y muchas patadas. Mientras Ranieri pedía tranquilidad a sus jugadores, éstos insistían en profundizar por el extremo izquierdo, como si por allí cabalgara todavía Vicente, que se quedó fuera, lesionado hace un mes en Bremen, y no Angulo, que es un desastre consumado por esa banda.

No parecía el día de Torres. Aparte de entrar en pendencias varias con la zaga local, fallaba en los momentos decisivos. Como cuando, tras aquel espectacular pase cruzado de Jorge, para el que el centrocampista canario hubo de alzar el pie hasta la cadera, Torres controló mal el balón dos veces. Y permitió que le cerrara el defensa. Poco después El Niño perdió un balón en el centro del campo sin ninguna necesidad. Y ahí nació el gol del Valencia. Baraja sacó punta a su excelente pase en largo en un pelotazo orientado de 40 metros para Di Vaio. El italiano alcanzó el pico izquierda del área grande con una sorpresa en la llegada: la presencia de Leo Franco, que se tragó el balón en el salto. Di Vaio se revolvió, salvó al portero y su tiro lo sacó Pablo bajo palos. Lo ramachó Angulo a gol.

El viento cambió de pronto de dirección. Y todas las penurias que se le acumularon al Valencia hasta entonces las trasladó al Atlético, que perdió a Panunovic por una segunda tarjeta muy infantil por su parte. Todo parecía sentenciado hasta que apareció el imprevisible Niño. Encendió la luz para su equipo. Y apagó la de Ranieri, que viaja a Milan para enfrentarse el martes al Inter con la soga al cuello.

Fernando Torres intenta controlar el balón en un momento del partido.
Fernando Torres intenta controlar el balón en un momento del partido.SANTIAGO CARREGUÍ

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