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Columna
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Amiga

El PP andaluz tiene congreso este fin de semana y todo parece indicar que Javier Arenas, quien va a salir de él doblemente presidente, tiene la intención de rodearse de un nutrido grupo de miembros destacados del partido que, coordinados, ordenados y en posición de salida en todos los momentos en los que el devenir político lo aconseje, harán el cerco al Gobierno andaluz. A este grupo, el propio Arenas lo ha calificado de "núcleo duro", tras el que actuará un grupo de "segundo nivel", lo que sin duda va a suponer un blindaje de seguridad para reforzar la figura del líder y arropar sus intervenciones con las previas de ese núcleo se supone de gente con dedicación plena a cada área.

Arenas, el líder de ida y vuelta, si se me permite, quiere organización. El presidente del PP andaluz tiene la capacidad y la habilidad de mantener desde hace años el reconocimiento de la gente de su partido a pesar de sus idas y para todas sus vueltas, de tal manera que incluso en el tiempo en el que Teófila Martínez ha sido la presidenta, era la autoridad de Arenas la indiscutible. Una autoridad desde la que, por ejemplo, ha decidido que de la ponencia marco del congreso se encargue su vieja amiga Amalia Gómez, mujer fiel donde las haya, fiel a su amigo Arenas y fiel a su partido.

Amalia Gómez viene demostrando que es mujer de convicciones y sentimientos arraigados, por eso ni ha abandonado a su amigo ni a su partido, a pesar de los pesares. Por eso acepta la tarea. Irremediablemente esa intervención de una mujer como Amalia Gómez, de ideología centrista bien contrastada, recuerda a la encargada por Rajoy al alcalde de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, en el reciente congreso nacional del PP y debería procurar Arenas que la ponencia de Gómez no fuera neutralizada con mensajes derechizantes como los que mantienen muchos de los prohombres del PP, algunos de los cuales, como Ángel Acebes, ejemplo máximo de derecha pura y dura del PP, anuncia su presencia.

Las maneras de Arenas en los últimos años se han acercado demasiado a las maneras de Acebes o del propio Aznar, pero por el bien del PP andaluz y su futuro electoral, debería cuidar que nadie, ningún discurso, por supuesto tampoco el suyo, dejara mal, con traca dura y derechizante, a su fiel, leal e incondicional amiga.

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