El actor Francisco Algora debuta como escritor con un texto teatral protagonizado por Jonás
El actor Francisco Algora presentó el pasado lunes en el Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz su debú como escritor, Me llamo Jonás... vengo del vientre de la ballena y humildemente pido la palabra, editado por el sello gaditano Quórum.
Tras décadas de platós y escenarios, en las que Algora trabajó con los mejores, este hombre de teatro afincado en Vejer de la Frontera asegura que la llamada de la literatura era algo inevitable. "Desde pequeño amé a los clásicos y las palabras, fueron mi refugio en la infancia. Ver cómo ese material se pisotea, machaca, tergiversa, me impuso dos únicas salidas: o me suicidaba o escribía. Y claro, escribir resultó una opción mucho mejor. La idea era ponerlo en pie, pero surgió la posibilidad de publicarlo. Es un grito que puede llegar a través del escenario como por un tête a tête con el lector", explica.
El Jonás que protagoniza la obra es, según el autor, "el hombre que grita desde la soledad". "Es el imperio de la conciencia, según Camus, o la patria del alma para Unamuno. Desde ahí, impotente ante ese caos que el hombre no va a arreglar, grita pidiendo ayuda divina. Es la lucha entre su propio ángel y su demonio", comenta Algora.
Bajo el desarrollo dramático de Me llamo Jonás... subyace un homenaje al poeta León Felipe. "Hay que recordarlo porque desgraciadamente ha dejado de figurar en muchas antologías y libros de texto", afirma Francisco Algora, quien también guiña un ojo a Valle-Inclán: "Jonás es el alma prisionera en la cárcel de barro. Cuando los barrotes se rompen el alma ya no grita, canta". En cuanto a la ballena de la que Jonás se libera, hay diversidad de interpretaciones: "Para algunos es el sistema. Para mí se trata de los propios miedos, el egocentrismo que mata el amor y la libertad, y fomenta esa vacuidad en que vivimos", añade el autor.
Veinte años han transcurrido desde que Francisco Algora empezara a tejer el drama de Jonás hasta su publicación. "Ha sido alquimia pura y dura", asevera, mientras defiende las propiedades terapéuticas de la escritura: "Nuria Espert solía decir que cada vez que hacía Medea se ahorraba 200.000 pesetas de psiquiatra. Para mí, Me llamo Jonás... es el testimonio de una conversión, y al mismo tiempo de una resurrección: la muerte del yo para el nacimiento del nosotros", dice el actor.
Algora, que acaba de regresar de Tánger del rodaje de La vida perra de Juanita Narboni, basada en la novela de Ángel Vázquez y en versión de la directora marroquí Farida Benlyazid, ya sabe que llevará a Jonás a las tablas, pero no le importa cuándo. "Tengo todo el tiempo del mundo, pero querría montarlo al otro lado del océano. Hacer las Américas es para mí una asignatura pendiente, y creo que allí están más preparados para recibir este mensaje", apostilla.
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