El centro de Málaga está enfermo

El domingo 24 de octubre éste periódico nos recordaba algo que los que vivimos en Málaga ya sabemos: el centro de la ciudad (por no hablar de otros distritos) está enfermo.

Mejora sí, pero tan lentamente que quizá la terapia que los mandatarios municipales y regionales piensan aplicarle llegue tarde. Después de un año, el "efecto Picasso" ha sido mínimo y limitado a las cuatro calles que van de Larios al museo (nuestro particular cuadrat d'or). Más allá se abren los confines del abandono y la desidia, los amplios horizontes de la ruina y la cochambre. Mientras tanto, nuestras autoridades nos dicen que hay que esperar: la iniciativa privada (?) confía en las instituciones públicas. Éstas aguardan que los particulares hagan su trabajo. Pero no es esta indecisión o incompetencia que su redactor explica con mesura y tacto lo que llama la atención. Como casi siempre, es un detalle lo que habla con elocuencia de la enfermedad. Resulta que el proyecto para unir mediante una pasarela el museo con el teatro romano se ha descartado rápidamente, pues dicha intervención arquitectónica impediría el paso de los "pasos" de las cofradías que tienen cerca sus sedes...

Otra vez las imágenes religiosas tienen prioridad sobre las ambulancias. ¡Qué se nos muere!