Abbado y los músicos cubanos

Claudio Abbado ha iniciado en Potenza, capital de Basilicata, un proyecto artístico que conjuga la música de Gesualdo, príncipe de Venosa, con un encuentro entre el Viejo y el Nuevo Mundo de la mano del grupo Ars Longa de La Habana. Todo empezó a gestarse hace un año cuando Abbado recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Basilicata y reivindicó entonces a Gesualdo, natural de la zona. Le tomaron la palabra y desde entonces se ha creado un centro de estudios dedicado al compositor, un master de música renacentista en la Universidad y anteayer se inauguró en la iglesia de San Miguel de Potenza el I Festival Gesualdo Hoy, con ampliación a lugares como Matera, Venosa y Miglionico. Durante su estancia el pasado invierno, con fines educativos, en Cuba, Abbado se quedó fascinado con el grupo Ars Longa, de instrumentos originales, y ahora les ha invitado a abrir el Festival Gesualdo, con músicas del XVII italiano, es decir, Monteverdi, Marenzio y Gesualdo, en contraste con el cancionero musical de la catedral de Oaxaca en México, especialmente con la figura del portugués Gaspar Fernandes.

La identificación de Abbado con los cubanos es emotiva. Asiste con partitura en mano a los ensayos y hace observaciones con su estilo dialogador y antiautoritario. En el concierto desde la primera fila siente la música con entrega y, después, comparte la cena con sus admirados músicos cubanos con una alegría desorbitante. Los cubanos llevan la música en las venas y lo manifiestan con un sentido rítmico irresistible, que les lleva a la danza o a la teatralidad, especialmente en el Cancionero de Oaxaca. Se divierten y lo transmiten. Mantuvieron el tipo con dignidad en los compositores italianos y se desmelenaron con lo más cercano a sus raíces. La estampa era bella, con mulatos, negros y blancos en una armonía de color más que seductora. La directora: Teresa-Teresita, como la llaman todos, es de una sensibilidad a flor de piel, el sexteto vocal es de un equilibrio impresionante y, en fin, entre los instrumentistas hay auténticas figuras sin apartarse de la sencillez. Un concierto estremecedor.