Rajoy lanza la candidatura de Fraga y excluye del liderazgo del PP gallego al grupo crítico
Los partidarios de Cuiña acusan al presidente popular de "ahondar en la fractura interna"
La exhibición de poderío interno que el sector crítico de los populares gallegos, encabezado por José Cuiña, ofreció el viernes en el Congreso del PP regional chocó ayer con el anuncio de Mariano Rajoy de que "va a ejercer sus responsabilidades". La primera fue decir quién es importante y quién no en el PP gallego. El primero, el indiscutible, es Manuel Fraga, presidente de la Xunta, al que Rajoy proclamó candidato a repetir otro mandato en las próximas elecciones. Detrás de Fraga, "los referentes" son los vicepresidentes Alberto Núñez Feijoo y Xosé Manuel Barreiro, y el secretario general, Xesús Palmou. Nadie más. Los partidarios de Cuiña, airados, acusaron a Rajoy de "ahondar en la fractura interna" del PP gallego.
El viernes apretaron el acelerador y disfrutaron de la sensación que daría pilotar el PP gallego cuando falte Manuel Fraga. El sábado se toparon con el alto que les dio un guardia de tráfico llegado desde Madrid con el traje de nuevo presidente de su partido: "Sé cuáles son mis responsabilidades como miembro de este partido y como presidente nacional del mismo. Y, como las sé, las voy a ejercer", arrancó Mariano Rajoy. Detalló media docena de esas "responsabilidades".
La primera es tener "un partido unido con un proyecto político que no tenga más objetivo que mejorar el bienestar de la gente. Un partido de personas honradas y no arrogantes, que defienda los intereses generales". La exigencia de "honradez" y "honorabilidad" a los dirigentes del PP fue mencionada por Rajoy en más de una ocasión, y resultó muy aplaudida por los compromisarios del PP gallego.
Su segunda "responsabilidad" será apoyar a Fraga. "Ha sido, es y será un gran presidente de la Xunta". Ayer los populares gallegos votaron su nueva dirección, con Fraga como presidente. Rajoy votó pero -sea un lapsus o un aviso a navegantes- interpretó así su papeleta: "Yo también voté a Fraga como candidato a presidente de la Xunta". Tal cosa no se votaba ayer, pero a Rajoy no le importó: "Tiene el mismo coraje o más que siempre y todos le vamos a ayudar a ganar las próximas elecciones".
La tercera fue respaldar al secretario general del PP gallego, Xesús Palmou. El sector crítico especulaba el viernes sobre si llegaría a Navidades en el cargo. Rajoy le elogió como "extraordinario secretario general", y concluyó que ésa es la opinión de "la inmensa mayoría" de los populares gallegos. Más aplausos.
La cuarta pasó por admitir que conoce las turbulencias en su partido. "Todo el mundo en Galicia sabe nuestras cosas buenas y las menos buenas. Nos conocemos casi todos". Las "buenas" empiezan en su "extraordinario presidente" y siguen con los "referentes del PP de Galicia". Los "referentes", dijo, son los tres que se han incorporado al Comité Ejecutivo Nacional del PP: los vicepresidentes gallegos Alberto Núñez Feijoo y Xosé Manuel Barreiro, y el secretario general, Xesús Palmou. Rajoy apostilló que los tres han sido "también los referentes de Fraga". Y los tres entraron en la Ejecutiva Nacional de la que salió Cuiña.
Los partidarios de Cuiña, muy molestos, afirmaron que el discurso de Rajoy "ahonda en la fractura interna" del PP gallego y acusaron a su líder de "avivar las tensiones para el futuro". Dijeron incluso que Rajoy fue a Galicia a "excluirles" del liderazgo.
La quinta "responsabilidad" que asumió Rajoy les da más motivos de enfado: "Vamos a elaborar una buenas candidatura electorales. Vamos a hacer unas listas con gente competente y honorable, que es lo que quieren los gallegos". Aún más, Rajoy avisó: "Serán las listas de Fraga y del PP, que aquí nadie tiene la propiedad privada ni el derecho de veto para hacer listas electorales". Pero la "autonomía" de los dirigentes provinciales para hacer sus listas era, según el grupo crítico, la principal batalla ganada en la pax galega que acaban de sellar con Fraga. Rajoy la negó ayer.
La sexta es la más obvia: "Trabajar y convencer para ganar las elecciones" gallegas. Ahí Rajoy aprovechó para afirmar que el Gobierno socialista "sólo se ocupa de revisar el pasado y hacer propaganda", y denostar sus políticas económica e internacional.
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