Distintas sensaciones
Si los triunfos han de medirse por el número de trofeos, ayer empataron en Jaén El Cordobés y El Cid, los dos por la puerta grande. Pero si el toreo se analiza por sensaciones, el triunfador de ayer en Jaén fue el torero sevillano de Salteras, que sustituyó en el cartel a El Fandi, corneado en un brazo en la corrida del pasado viernes.
El Cid dejó los mejores destellos de la tarde, sobre todo en su primero, un toro noble con el que hilvanó el toreo más ortodoxo y con mayor carga de profundidad de lo visto hasta ahora en la feria de San Lucas. Lástima que echara por tierra, por su obsesión con la espada, una faena de ensueño donde alternó varias series de derechazos, naturales y circulares de espalda con cambio de mano. Mató de dos pinchazos y una estocada y cortó una oreja. Como tenía una deuda pendiente con la afición y consigo mismo, El Cid luchó lo indecible en el sexto para salir por la puerta grande. Y no lo tuvo fácil ante un toro manso muy complicado con el que no pudo lucirse pero al que, a base de constancia y valentía, sacó varias tandas de muletazos que fueron agradecidos por el público. Mató de pinchazo y estocada y obtuvo el trofeo que le faltaba para salir a hombros. Justo premio.
Buenavista, Del Río, Domeq / Finito, El Cordobés, Cid
Tres toros de Victoriano del Río (2º, 4º y 6º), mansos, discretos de presentación; dos de Buenavista (1º y 3º), mansos; y uno de Salvador Domeq (5º), muy encastado. Finito de Córdoba: silencio (aviso); división de opiniones. El Cordobés: aplausos; dos orejas, salió por puerta grande. El Cid: una oreja; una oreja y puerta grande. Plaza de La Alameda, 17 de octubre, tercera de la feria de San Lucas. Tres cuartos de plaza.
El contraste lo puso Manuel Díaz, El Cordobés, a quien le salvó su toreo populista y, sobre todo, su estocada impecable al quinto, un toro muy bien presentado del hierro de Salvador Domeq, aunque perteneciente a la camada adquirida por Victoriano del Río. Pues bien, el eléctrico toro de Domeq estuvo varios cuerpos por encima de El Cordobés, desarbolado y al que le costó dios y ayuda sacarle varios derechazos. Superado por el animal, el diestro intentó ganarse al público con su patentado "salto de la rana" y su entrega, con la que disimuló otras carencias. Al final, una estocada impecable, las ganas de fiesta del público y la generosidad del presidente le dieron dos trofeos más que cuestionados. Tendrá hoy una nueva oportunidad en la última de la feria de Jaén.
Con mucha más indiferencia pasó Finito de Córdoba, a quien le tocaron en suerte dos toros mansos y sin ímpetu, pero con los que no se empleó demasiado. En su primero fue de más a menos, pero apenas dejó varios derechazos a media altura como destellos. Mató de tres pinchazos y un bajonazo y recibió un aviso. En el cuarto se empleó con varios derechazos templados, pero excesivamente superficiales y sin emoción. Mató de estocada honda y descabello. Lo dicho, sin rastro del toreo estético del diestro cordobés.
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