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Columna
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El pasado martes, este diario publicó unas sabias opiniones de Ana Botella sobre la adopción por parte de gays y lesbianas, que paso a glosar con la emoción requerida (y es muchísima). Decía el titular: Botella se muestra en contra de que los gays adopten, para "proteger" a los menores. Me duele que el redactor de la noticia entrecomillase "proteger" como para que entendiésemos que eran las palabras de la ex primera dama, pero no las suyas. En fin, siempre habrá personas que no comprendan la grandeza de esta escritora y concejal, pero sobre todo madre y mujer. Lo que me conmueve, por cierto, es que ella, opinando si los gays deben o no adoptar, es como sí creyera que hasta el día de hoy no lo hacían. Lo hacen burlando las leyes, por supuesto. Fingen ser heterosexuales solteros cuando van a los cursillos de idoneidad para adoptantes, lo que me parece muy bien. (A veces, los malvados psicólogos que les analizan hacen la vista gorda). El caso es que la ex primera dama justificaba sus opiniones con una frase que a primera vista parece digna del pensador Pero Grullo, pero que, en un segundo análisis, se demuestra de una inteligencia sin par: "Un hombre y una mujer es una cosa, dos hombres es otra cosa y dos mujeres es otra cosa, como supongo que un trío también será otra cosa". ¡Cuánta razón! No se puede negar que un hombre y una mujer son una cosa y dos hombres son otra cosa. Y sí, seguramente un trío también será otra cosa, aunque, como Botella, no me atrevo a jurarlo. De manera que, con esa osadía que a veces sale de mí, yo iría más lejos y diría que un desodorante de roll-on es una cosa y un aspersor es otra cosa, como supongo que un bolígrafo de punta fina también será otra cosa.

Ana Botella opina sobre si los gays deben o no adoptar, como sí creyera que hasta el día de hoy no lo hacían

Sin embargo, de las frases de Botella yo destacaría ésta, por generosa: "Hacer experimentos con niños en sus primeros años es, al menos, peligroso". Y es una reflexión que se agradece viniendo de ella, porque, para "experimento con niños", su libro de cuentos infantiles comentados. Dice también, con ese estilo suyo tan personal de construir frases: "Está demostrado en todos los estudios que se han hecho de psicología que casi todo se determina en los primeros años de vida". Y añade que "hay que proteger a los menores" y que "el punto de referencia" que debe tener un niño "es el de hombre-mujer".

Pues sí. Estamos totalmente de acuerdo con ella. Los primeros años de vida son determinantes y el punto de referencia de un niño debe ser el de "hombre-mujer". Por eso, amigos gays, os ruego que no adoptéis. Para un niño huérfano es mil veces mejor pasar los primeros años de vida, tan determinantes, en un hospicio que en vuestro hogar gay. Allí, en el calor del hospicio, el huerfanito hallará los puntos de referencia "hombre-mujer" que necesita. Esos puntos de referencia "hombre-mujer" se los ofrecerán los otros 200 huerfanitos con los que comparte cuarto y, sobre todo, la monja que le da el biberón. Sin duda esa monja, a diferencia de vosotros, pareja gay, sí que encarna los puntos de referencia hombre-mujer. Vamos, que la monja es hombre y mujer en un solo cuerpo. Siempre, desde luego, con ayuda de Dios.

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