Telebasura y niños
Se está escribiendo y hablando mucho sobre la telebasura que se tragan los niños, así como sobre las medidas que podrían tomarse para evitar tales atracones. El problema de la telebasura no puede abordarse de manera aislada, ya que no es más que un reflejo del estado social, intelectual y, en suma, vital de la sociedad española, que se manifiesta en cómo ejercen su poder quienes rigen todas y cada una de las cadenas (qué bien les sienta este sustantivo). Pero, como corresponde a una sociedad de este tipo, la hipocresía es una de las armas favoritas. Digo una cosa, hago otra o la contraria y, si es posible, enmascaro, maquillo y endulzo con reclamos engañosos. Al mismo tiempo que directivos de TVE y de la RTVA dejan caer declaraciones sobre la telebasura de las demás operadoras, no sólo se mantienen en las suyas, sino que se amplían utilizando a los propios niños como cotilleadotes, enseñándolos a serlo, dándoles lecciones de la vida a cargo de personas tan ¡ejemplares! como Carmen Sevilla u otras exponentes de la intelectualidad y la bonhomía española. Se trata de un programa ("Menuda noche"), conducido por el mercenario de turno que aspira, por lo visto, a llenar la vida de nuestros niños de la misma estupidez que amorfa a tantos mayores, a no tener que esperar a ser adultos para descerebrarse. Y, lo que no deja de ser igual de grave, sin que nadie diga esta boca es mía (partidos, miembros del consejo de Canal Sur, etcétera). Perdón no deben tener los problemas que inmolan a sus hijos en el altar de la ganancia fácil.
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