La voz humana
En la música popular, la voz humana conduce, expresa, da identidad, se convierte en el único elemento irreemplazable y determina el pase a la posteridad de la mayor parte de los grupos de pop, rock, rap, reggae, country y cualquier otro estilo musical que no sea instrumental. Pues bien, el trío británico Keane, con una formación tremendamente minimalista en la que no hay sitio ni para bajo, ni para -¡anatema!- guitarra, consagra su existencia a trabajar para que la expresión vocal de su solista, el carismático Tom Chaplin, alcance la gloria sonora en cada tema.
Cierto es que la sabia labor de acompañamiento y creación de arreglos del pianista Tim Rice-Oxley resulta fundamental, del mismo modo que en cualquier formación lo sería la del guitarrista-socio del cantante. Pero eso no quita para que, tal y como está el sonido estándar del pop de ahora mismo de mediatizado por el marketing y los avances tecnológicos, sea tremendamente encomiable la labor de estos tres músicos que han dado a Inglaterra otro motivo de orgullo sonoro. Por contra, decir que la música de Keane hay que saborearla a tragos cortos y sin abusar, para que no pierda su indiscutible valor y no aburra.
Keane
Tom Chaplin (voz), Richard Hughes (batería) y Tim Rice-Oxley (piano). Sala Arena. Madrid, 12 de octubre.
En su concierto de Madrid, el trío demostró por qué y con qué méritos ha recogido el testigo de bandas como Travis, Coldplay o Starsailor. Sin más ayuda escénica que la de su intensidad interpretativa y teniendo a su cantante como único foco de atención, el grupo se marcó un concierto excelente en el que las extraordinarias melodías de su álbum Hopes and fears alzaron el vuelo por encima de las cabezas de los embelesados espectadores. Hubo momentos de auténtica magia en la interpretación de We might as well be strangers, la aterciopelada This is the last time o Your eyes open, por sólo citar alguno de los temas interpretados, aunque el resto no desmereciera en absoluto.
Keane demostró ser un grupo en plena explosión en dirección a audiencias masivas y con uno de esos cantantes que marcan un antes y un después. Es de esperar que los vaivenes de la industria discográfica no le condenen a ser flor de un nublado día británico.
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