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Reportaje:FÚTBOL | Las canteras y las selecciones chocan con la avalancha de extranjeros

Toldo, la excepción

El Inter ha llegado a alinear esta temporada a un solo italiano, el portero, en el 'once' inicial

Enric González

El Footbal Club Internazionale di Milano, más conocido como Inter, nació en 1908 como escisión del Milan Cricket and Football Club, hoy llamado Associazione Calcio Milan. Se escindió y se llamó Internazionale porque, a diferencia del Milan, quería alinear extranjeros. Si se trataba de cumplir ese objetivo, el Inter ha triunfado de forma absoluta: en su último partido de la Liga, sólo el portero era italiano. La proliferación de futbolistas importados se ha convertido en un problema para todo el calcio y la federación quiere imponer límites a partir de 2006.

El pasado 3 de octubre, en el estadio Olímpico, de Roma, el Inter saltó al césped con cuatro argentinos, dos brasileños, un colombiano, un uruguayo, un serbio y un nigeriano. Es decir, con sólo un italiano, Toldo, el guardameta. El resto eran Ze Maria, Burdisso, Córdoba, Javier Zanetti, Verón, Cambiasso, Stankovic, Recoba, Adriano y Martins. Hacia el final del encuentro ingresó un holandés, Davids. Nada extraño, teniendo en cuenta que esta temporada la sociedad presidida por Giacinto Facchetti tiene inscritos en plantilla 31 jugadores, de los que 20 son extranjeros y 11 italianos.

La federación quiere que desde el curso 2006-2007 la mitad de los inscritos en un partido sean locales

Tampoco era la primera vez. En 1999, en tiempos de Ronaldo, el Inter ya había practicado en alguna ocasión la fórmula 10+1, es decir, diez extranjeros y un italiano, el portero. La afición interista, que se precia de carecer de ramalazos xenófobos o racistas, siempre ha sido comprensiva con estas cosas, que, además, constituyen el elemento fundacional del club.

Ahora, sin embargo, la internacionalización del calcio excede al Inter y afecta, en mayor o menor medida, a todos los equipos. El Milan, por ejemplo, suele alinear como titulares a Dida, Cafu, Stam, Kaká, Seedorf, Shevchenko, Crespo y Tomasson. En casi todas partes son mayoría los extranjeros. Y ese fenómeno es considerado una de las causas de que la selección italiana acumule decepción tras decpción.

Dino Zoff, ex guardameta y ex seleccionador, cree que "hay demasiados extranjeros en la Serie A". "El futbolista italiano", afirma, "está marginado en su propio país y tiene dificultades para jugar regularmente. Así, es difícil crear una selección competitiva". Zdenek Zeman, actual técnico del Lecce y profeta del fútbol ofensivo en un país poco propenso al mismo, considera que el problema es doble: demasiados extranjeros y plantillas demasiado amplias. "Un límite de 25 jugadores, como el que se establece para la Liga de Campeones, sería un bien para todos", dice. "Y soy favorable a una política que favorezca la alineación de italianos", añade. Matiza, sin embargo, que la internacionalización ha sido causada por la inflación en los precios de los futbolistas locales: "Cualquier medianía costaba 20 o 30 millones de euros. Se había llegado a un absurdo".

El Comité Olímpico y la Federcalcio han decidido -con todos los matices que tienen las decisiones a largo plazo, especialmente en Italia- que a partir de la temporada 2006-07 la mitad de los jugadores inscritos para un encuentro deberán ser italianos. Es decir, que entre el terreno de juego y el banquillo deberá haber por cada equipo ocho futbolistas nacionales, o, más exactamente, ocho que puedan jugar en la selección.

"No se trata de discriminar a nadie ni de vulnerar las leyes europeas sobre la libre circulación de los trabajadores. Tan sólo queremos proteger un poco la cantera futbolística italiana", explica un portavoz de la Federcalcio.

Toldo festeja una victoria.
Toldo festeja una victoria.ASSOCIATED PRESS

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