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Albert Roca enfoca lo absurdo de la existencia en un libro de cuentos

"La incomprensión podría ser la única conclusión que la humanidad acabara dando por válida...". Es una frase que puede resumir el tono y el contenido de Això és absurd (La Magrana), una compilación de cuentos del escritor Albert Roca (Barcelona, 1973). Tomar conciencia de la absurdidad de la existencia, asumirla y decidir no perder ni un minuto en intentar descifrarla son los pasos que ha dado el escritor.

"Si hasta ahora no he encontrado una explicación válida a ninguna de las preguntas que me hago, me veo obligado a tomar el absurdo como conclusión definitiva", afirma Roca. "Mi tiempo en este planeta, como el de todo el mundo, es limitado y no tengo la intención de dedicarlo íntegramente a una reflexión estéril", añade.

Albert Roca es autor de otro libro de cuentos, Galeries subterrànies, que le valió hace unos años el Premio Mercè Rodoreda. Això és absurd muestra una unidad temática y formal más elevada. "Todos los cuentos están escritos con una intención parecida aunque puedan parecer muy distintos entre sí. Es algo que no sucedía en Galeries subterrànies, donde el deseo de expresarme pasaba por encima de la manera cómo hacerlo", explica el autor.

El tono del nuevo libro bascula entre el nihilismo y el distanciamento irónico. "Detrás del nihilismo aparente, lo que hay es un deseo de vivir, un deseo de enterrar todo lo inexplicable para pasar a la acción. La ironía que pueda aparecer en los cuentos es lo mínimo esperable ante esta broma de mal gusto que es vivir para tenerse que morir", reflexiona Albert Roca.

Fuera de lugar

Sus personajes son niños que descubren el desconsuelo, adolescentes inadaptados, jóvenes que buscan algún refugio o alternativas, mayores que se ven ante una situación insólita que les descubre una cara nueva de sí mismos... "La sensación de encontrarse fuera de lugar, los interrogantes sobre el sentido último de las cosas, se despiertan pronto. La cuestión es qué hacemos de estas preguntas cuando vamos creciendo. La religión las responde todas de golpe por la vía fácil. La ciencia todavía trabaja en ello. Si tengo que escoger una forma de engañarme, me quedo con el amor, que no deja de ser una forma de fe", resume el autor.

Está también la observación de comportamentos extraños, un apunte que pretende recordar que "la observación de la rareza ajena es un ejercicio fácil". "Retrato mundos pequeños", cuenta Alber Roca, "más o menos singulares, de los que todos nosotros podríamos formar parte. A menudo tendemos a ponernos como punto de referencia de lo que es normal. Así que el conjunto de cuentos que retratan lo extraño viene a decir que todas las cosas, y no sólo algunas, son raras".

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