Bosman y la cruz belga
El equipo de Anthuenis se basa en la habilidad y rapidez de sus dos puntas, Sonck y Mpenza
Qué lejos quedan los tiempos de Van Himst, y los de Ceulemans, Vercauteren, Pfaff, Scifo... Hoy el fútbol belga está de rebajas. Hasta el punto de que ya se han levantado voces a favor de una unión de las Ligas de Bélgica y Holanda. Dos países que tradicionalmente se han alimentado de futbolistas uno a otro, aunque en direcciones opuestas. Si en los años 70 y 80 era habitual que los entonces poderosos Brujas y Anderlecht alistaran jugadores holandeses, hoy el fenómeno se da a la inversa. En estos momentos, en la Primera División de Holanda hay 56 futbolistas nacidos en Bélgica, en Alemania hay 15 y en Inglaterra, diez. Un exilio nada extraño si se tiene en cuenta que en la máxima categoría belga hay 200 futbolistas extranjeros. Un dato: en 1986, en el Mundial mexicano en el que Bélgica apeó a la quinta del Buitre, 20 de los 22 belgas convocados para el evento jugaban en su tierra -las excepciones eran Gerets (PSV) y Pfaff (Bayern de Múnich)-; del equipo titular que cayó con Brasil en Corea 2002 seis futbolistas habían emigrado anteriormente.
Con la histórica sentencia de diciembre de 1995 Bélgica ha tenido que modificar sus cimientos
Precisamente un belga, Jean-Marc Bosman, fue el "culpable" de semejante revolcón en el mapa futbolístico de su país. Con la histórica sentencia de diciembre de 1995, Bélgica, al igual que otros muchos equipos, ha tenido que modificar sus cimientos. Y, a tenor de los últimos resultados, no de forma muy positiva. Croacia y Bulgaria le cerraron el paso a la Eurocopa de Portugal y en el arranque de la fase de clasificación para esteMundial -los diablos rojos han estado en todas las citas mundialistas desde 1982- el grupo de Aimè Anthuenis no pasó del empate a un gol con Lituania en Bruselas.
Anthuenis, un modesto ex jugador de la Liga belga, es el encargado de enderezar el rumbo desde la destitución de Waseige tras el último Mundial. Anthuenis, que cumplirá 61 años en diciembre, se hizo con los galones gracias a su paso triunfal por el Genk, al que hizo campeón de Liga, éxito que logró por dos veces con el Anderlecht entre 1999 y 2002. A su mando tiene una mezcla de jóvenes y veteranos que no han terminado por mezclar. Entre los primeros destaca el central del Anderlecht Vincent Kompany, un mocetón de sólo 19 años al que Roman Abramovich, el poderosísimo "terrateniente" del Chelsea, intentó alistar sin éxito el pasado verano. Junto a Kompany, la gran esperanza belga es otro defensa del Anderlecht, Anthony Van den Borre, de 17 años, un ancla para el futuro del equipo.
Bélgica, un equipo tejido para defender todo lo posible y cazar alguna contra, se apoya en la habilidad y rapidez de sus dos puntas: Sonck, la figura, del Ajax, y Mbo Mpenza, al que el Anderlecht ha cogido como relevo de su hermano Emile (Hamburgo), quien ha renunciado a la selección al igual que otros dos pretorianos como Bassegio y Vermont.
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