Woodgate, inédito en el Madrid, recae de su lesión tras 4 meses de baja

Jonathan Woodgate llegó al Madrid a finales de agosto renqueante de una rotura de fibras en su muslo izquierdo -le había impedido defender los colores de Inglaterra en la Eurocopa de Portugal- como apaño de última hora tras el fichaje fallido del francés Vieira y ante la insistencia férrea de José Antonio Camacho, el entrenador de entonces, de reforzar a Samuel en el eje de la defensa.

Pero no hay forma de verle en acción.

El central, por el que el Madrid pagó 22 millones de euros al Newcastle, abandonó ayer el entrenamiento que medía a los jugadores no convocados para los compromisos internacionales contra los del cuadro filial. Lo hizo a los 20 minutos, tras sufrir un pinchazo en la región cicatrizal de su muslo dañado y cuando probaba su velocidad contra Barral.

Woodgate, que, al revés que Milito en la pretemporada pasada, sí superó el corte de los médicos del Madrid -el argentino, desestimado por el estado de su rodilla, triunfa en el Zaragoza-, iba a participar el martes en un amistoso contra el Alcorcón. De momento, las únicas referencias que la afición tiene de él son los piropos de Bobby Robson -"el mejor central de Inglaterra"- y la paliza a un paquistaní, a la salida de una discoteca, en la que participó tiempo atrás en su país.

Pese "al contratiempo", Alfonso del Corral, jefe de los servicios médicos, es optimista: "Ha mejorado tremendamente desde su llegada". Pero no ha fijado una fecha para que vuelva a entrenarse.