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Columna
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Seseo

Una de las cosas que más me divierte de la política es la búsqueda del tópico. Empleo un sistema particular: en cuanto veo una palabra repetida en distintas bocas, malo. En cuanto leo algo de lo que no se puede defender lo contrario, peor. Es decir, si un dirigente dice algo así como "apostamos por Sevilla" pues como nadie puede decir lo contrario quiere decir que no significa nada. Además, por si fuera poco, en la política hay mucha ludopatía y mucha gente apostando sin ton ni son. Todo el mundo apuesta siempre por lo obvio. Y mientras más evidente, más se enfatiza. Sólo hay que engolar un poco la voz, subir el volumen y queda fenomenal. Otra redundancia al uso es eso de "vender" cuando se refiere a promocionar. El territorio andaluz se ha vendido tanto que no debe quedar ni un metro cuadrado.

Están los "planes de choque". A mí me gustan mucho. No se sabe lo que quiere decir, pero suena contundente, decidido, y gusta mucho. Porque es muy carpetovetónico eso de la energía y los redaños. Ni siquiera el aluvión de mujeres que han llegado a la política ha acabado con este lenguaje tan primitivo. El "plan de choque" tiene una variante más sutil que es el Plan Integral, que viene a ser lo mismo, pero menos rápido. Tenemos también el "paquete de medidas" que son un montón de cosas, la mayoría que ya se estaban haciendo, otras en trámite y dos o tres nuevas, pero se las pone todas juntas y parece perfecto. Luego tenemos la "carga de trabajo", que la hemos oído en la crisis de Izar. Suena a maldición bíblica. Se dice muy a menudo eso de "queremos carga de trabajo", pero luego el Gobierno anuncia la contratación de un barco y la gente se echa a la calle a destrozar el mobiliario urbano con un pasamontañas.

En Andalucía todas estas variantes semánticas van unidas a la moda del acento andaluz. El seseo arrasa con todo tipo de acentos y modos lingüísticos. Se ve que la manera de hablar de Sevilla y Cádiz gusta mucho, sobre todo a quien no tiene la suerte de disponer de un acento natural. Vemos cómo muchos políticos y presentadores de televisión destrozan nuestros oídos. Sobre todo si son de la parte de Jaén y Córdoba. En el esfuerzo del seseo se termina colocando la ese donde no es. Pero queda bien. El colmo sería enfatizar con voz engolada y seseo algún tópico al uso.

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