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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Víktor Rózov, dramaturgo ruso

Víktor Rózov, famoso dramaturgo y guionista ruso, falleció en Moscú a la edad de 91 años, después de una larga y fructífera vida durante la que fue testigo de trágicos acontecimientos y radicales cambios en la historia de su país.

De su veintena de obras teatrales, la más famosa es, sin duda alguna, Eternamente vivos. Curiosamente, fue la primera que escribió -en 1943- y entonces llevaba otro título: La familia Serebríiskie. Pero logró publicarla sólo 13 años más tarde, con el nuevo título, ya después del XX Congreso del PCUS, en el que Nikita Jruschov hizo su informe sobre los crímenes de Stalin (la censura comunista no la aprobaba principalmente por dos razones: el soldado soviético debía triunfar en la guerra y no morir; y la mujer soviética no debía enamorarse de otro).

La pieza se convirtió en la primera golondrina del periodo conocido en la historia de la cultura soviética como el deshielo, y al año siguiente, 1957, inauguró el teatro -entonces nuevo y hoy ya legendario- Sovreménnik (Contemporáneo), de Oleg Yefrémov (quien más tarde daría nueva vida al Teatro de Arte de Stanislavski). Ese mismo año, basada en ella, Mijaíl Kolotózov filmó su famosísima película Cuando pasan las cigüeñas, que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. En total, seis obras suyas fueron llevadas al cine.

Víktor Rózov había nacido el 21 de agosto de 1913 en Yaroslav, ciudad en la que comenzó a trabajar en una fábrica textil. Más tarde se convirtió en actor en el Teatro de la Juventud Obrera, en Kostromá. A los 21 años llegó a Moscú, donde se diplomó en los talleres adjuntos al Teatro de la Revolución, donde a partir de 1938 continuó su carrera de actor.

En el año 1941 partió como voluntario al frente, donde resultó gravemente herido. A finales de la Segunda Guerra Mundial fue nombrado director del Teatro Infantil y Juvenil de Kazajistán. Diplomado del Instituto de Literatura Gorki de Moscú en 1952, regresó a él seis años más tarde como profesor.

"Soy feliz porque he descubierto una gran ley: sólo puede sobrevivir aquel que está ocupado en hacer cosas. El que no llora y no se lamenta porque está enfermo o sin trabajo", confesó Rózov en un difícil periodo de su vida, cuando permaneció hospitalizado gravemente enfermo cerca de un año.

En cama, casi sin poder moverse, comenzó a relatar a sus compañeros sus novelas preferidas: Don Quijote, Los tres mosqueteros, Tom Sawyer, y vio "cómo sus ojos se encendían". Esa lección aprendida en sus años de soldado la aplicó hasta el fin de su vida.-

Víktor Rózov.
Víktor Rózov.

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