"Caballos ha jugado conmigo"
Fue el primer alcalde democrático de la localidad sevillana de La Roda, donde sigue siendo concejal. Desde el pasado septiembre, Fernando Rodríguez Villalobos, de 52 años, es también el presidente de la Diputación de Sevilla, tras la marcha de Luis Navarrete a la Presidencia de Caja San Fernando.
Pregunta. Ha remodelado la estructura que dejó el anterior presidente Luis Navarrete. ¿Hacía dónde van encaminados los cambios?
Respuesta. El objetivo es prestar ayuda a los ayuntamientos. Antes existía un área de relación con las instituciones, pero yo lo he centrado a los ayuntamientos. La política que más afecta a los ciudadanos es la que se hace en los ayuntamientos y si la Diputación les da la espalda, mal lo tenemos. Eso no quiere decir que en etapas anteriores se le haya dado. Cada presidente deja su marca y yo quiero que la mía sea muy municipalista.
"El sector primario no da para más y hay que buscar otros caminos"
P. Se habla de reorientar el papel de las diputaciones, ¿cuál debe ser?
R. La Diputación tiene que abanderar todas las renovaciones del municipalismo. Con un carácter de evolución y no de revolución, por que por naturaleza somos conservadores y en los pueblos más. La gente que está acostumbrada a trabajar en el campo quiere seguir haciéndolo, aún sabiendo que tiene los días contados. Los ayuntamientos tienen que diversificar la actividad económica y la Diputación tiene que jugar ahí un papel más importante.
P. ¿Cuáles son las prioridades de su mandato?
R. Lo primero, poner a Sevilla en la cabeza de las provincias españolas en innovación y desarrollo tecnológico. Lo básico es crear riqueza, pero cuando se obtengan beneficios hay que redistribuirlos. Por eso digo que en los terrenos del Cortijo del Cuarto hay que ser mercantilista, hay que sacar dinero para invertirlo en los pueblos. Yo voy a practicar una gestión economicista para obtener rentabilidad y poder practicar políticas sociales. El sector primario no da para más y hay que buscar otros caminos, diversificar la economía.
P. Entre las actividades de diversificación se habla del turismo rural, ¿qué planes hay?
R. Desde la ruta cultural latina que viene por Italia, Francia y España, donde nosotros tenemos un papel importante, a rehabilitar un cortijo abandonado en un pueblo y poner un hotel o un restaurante; pasando por una buena adecuación recreativa y los parajes naturales. La provincia tiene un potencial turístico tremendo que no se ha explotado. Eso tiene su explicación: la sombra de la Giralda es demasiado alargada.
P. Suele decirse que la capital y el área metropolitana han crecido muy rápido y el resto de Sevilla, muy lento. ¿es una provincia desequilibrada?
R. Sigue existiendo desequilibrio, pero mucho menos. Hace 20 años yo era alcalde un pueblo de 4.000 habitantes y nos volvimos locos porque el Ministerio de Administraciones Públicas puso en marcha un programa para ayudar a la Sierra Norte y la Sur porque eran "comarcas deprimidas". Así se les llamaba. Hoy eso ya no existe. Pero el desnivel siempre va a existir.
P. Desde la Diputación se denunciaba la falta de inversiones del Estado en la provincia, ¿los nuevos PGE traen otros aires?
R. Somos muy optimistas. El hecho de que contemplen los cuatro o cinco proyectos importantes es fundamental. Puede que a alguno se le haya destinado poco dinero, pero por experiencia, en mi etapa de alcalde yo lo que quería es que me metieran aunque fuera con un millón de pesetas. Porque una vez que entras, ya tiene una continuidad. Ahora quieren hacer Melonares en un año, cuando ellos han tenido ocho años para hacerlo. Lo que está claro es que el presidente Chaves ha sido capaz de hacer lo que prometió y de influir en otras instancias para que se apueste por el sur de España.
P. ¿Cómo se va a implicar la Diputación en los conflictos de Astilleros, Altadis e Isla Mágica?
R. En Astilleros hemos aprobado una moción en la que decimos que no se puede perder ni un puesto de trabajo más, ni el carácter público. Se repite la historia de que la derecha causa grandes entuertos y nosotros tenemos que solucionarlos. En los últimos ocho años lo único que se ha hecho por Astilleros es marear la perdiz. Un político no es el que sonríe permanentemente, es el que aplica, y a veces tiene que aplicar decisiones que escuecen. Es lo que le pasó a Felipe González con la primera reconversión social. Él se había distinguido por defender a los trabajadores y cuentan que le caían lagrimones. Ahora el PP presume de no haber echado a nadie.
P. Ha hablado en alguna ocasión de la necesidad de crear un subsidio para los inmigrantes que trabajan en el campo ¿Lo va a impulsar?
R. Si yo pudiera hacerlo, ya estaba hecho. Pero depende de otras instancias. Al trabajador, sea de donde sea y tenga el color de piel que tenga, si cumple los requisitos se le tiene que dar su prestación. Hay que cubrir sus necesidades mínimas. El campo lleva implícita la eventualidad.
P. Su vida política y personal ha estado ligada a José Caballos desde hace 30 años, pero apoyó a Viera en la lucha por la secretaría provincial del PSOE, ¿por qué?
R. Hice el servicio militar con Pepe -Caballos-. En el segundo depósito de sementales de Jerez de la Frontera, con los caballos. Desde entonces tenemos una amistad y llevamos más de 25 años trabajando en política juntos. Pero llegó un momento en que no había una consulta previa a la toma de decisiones y yo no era partidario. José AntonioViera y yo decidimos emprender un camino diferente. Le di muchas vueltas, pero me convenció del todo mi hijo. Al contarle lo que estaba pasando me dijo que lo que yo creía que era una amistad, no lo era en verdad. Ha jugado conmigo. Hay que conjugar la amistad con la acción política porque si no te conviertes en una máquina para llegar hasta donde quieres. No nos ha salido mal y ahora se están celebrando los comités locales. Lo que queda es decirle a Pepe que estamos abiertos y que tiene que bajar de esa nube para poner los pies en la realidad, en la que está gente que ha sido muy próxima a él.
P. ¿Ha salido muy dañada su relación con Caballos?
R. Se va recuperando, Lo vi hace poco y hubo un cruce de miradas casi con los ojos humedecidos. Las heridas no se cierran en un día, pero hemos compartido mucho y se arreglará.
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