Martina se lanza al balonmano
La gijonesa, sobrina de Juanón de la Puente y campeona de España de lanzamiento de peso, se une a la tradición familiar
El apellido De la Puente está en la historia del balonmano español, especialmente por los logros de Juanón, pivote en los dos mejores equipos de la década de los 80, Barcelona y Atlético de Madrid, y el octavo jugador en el ranking de internacionalidades, con 186 partidos. Varios miembros más de esta familia gijonesa también han estado, o están, relacionadas con este deporte. Y hace tres semanas también se ha enganchado Martina, para más señas la mejor lanzadora española de peso de los últimos cinco años. Martina de la Puente Piñera (Gijón, 4-4-75) es la atleta que ha llegado más lejos en la historia del lanzamiento de peso español, tanto al aire libre (18,17 meros, en 1999 y 2000) como en pista cubierta (17,94, 1996).
Las marcas no le han permitido a Martina destacar en el concierto internacional (décima en el Mundial de Sevilla-99 y duodécima en Sydney-2000). Pero la atleta es de esas personas nacidas para el deporte y lo disfrutan en cualquier situación. Su corpulencia (mide 1,80 y pesa alrededor de los 90 kilos) le condiciona, pero Martina se atreve con casi cualquier disciplina. El año pasado, por ejemplo, se adentró en la halterofilia con buenos resultados: tres récords de Asturias y medalla de bronce en el campeonato de España. Hace unos meses, cuando todavía luchaba con sus problemas físicos para lograr una plaza en Atenas, recibió una propuesta de Diego Lafuente, el entrenador del Construcciones San Bernardo La Calzada de Gijón, de Primera División de balonmano. Después de ver los Juegos Olímpicos por televisión, Martina dio un sí.
Fue un sí condicionado: el atletismo seguía siendo prioritario para ella. Desde hace tres semanas se entrena con sus jóvenes compañeras (entre los 18 y 23 años) y el 2 de octubre empezará la competición. Hasta el momento compatibiliza sin problemas su entrenamiento solitario para los lanzamientos y el colectivo del balonmano. Pero sabe que a partir de febrero, cuando empiece la temporada de pista cubierta, tendrá que renunciar a más de un partido. De esta forma no espera problemas con su club, el Valencia Terra i Mar.
Pese a su tradición familiar y a algunos escarceos infantiles, en el balonmano Martina de la Puente tuvo que partir casi de cero. Y le cuesta. "Una cosa es coordinar los movimientos para lanzar la bola muy lejos y otra coordinarse con todo un equipo", explica la atleta, que se ha encontrado con un problema añadido en su aprendizaje defensivo: "No sé si abro más huecos de los que cierro, pero es que me da miedo hacer daño a alguien al mover los brazos".
Diego Lafuente ha empezado con Martina por la defensa, pero cree que en dos o tres meses tendrá una jugadora completa, que permitirá dar un salto de calidad al equipo: "Cada día la veo hacer una cosa nueva. Le veo futuro como pivote, sobre todo en el aspecto defensivo. Ahora ya nos aportará experiencia y espíritu competitivo".
De momento, Martina se conforma con seguir descubriendo un nuevo deporte sin ayuda familiar: "A mis primos es mejor no preguntarles nada porque son muy críticos". Acostumbrada al lanzamiento de peso, una especialidad de solitarios, de gente introvertida que vive analizando sus prestaciones continuamente en relación a sí mismos, el paso hacia el balonmano ha sido abrupto. Lo que más le está costando a Martina es adaptarse a las exigencias de un deporte colectivo. "Soy muy individualista, a veces se me olvida pasarle el balón a mis compañeras", dice.
De la Puente no cree que los responsables de su equipo pongan ninguna pega para que siga haciendo atletismo, siempre que esté disponible para las competiciones en las que la lanzadora pueda aportarles algo. "Por lo menos, cuando me dediqué a la halterofilia, no hubo ningún problema con el atletismo", recuerda.
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