El Getafe pecó de timorato
El equipo madrileño no supo aprovecharse de un flojo Osasuna
Osasuna venció ayer un partido de cuarenta y cinco minutos ante un rival timorato y menor, que no supo aprovecharse de uno de los encuentros más flojos de los locales, que parecen empeñados en seguir por la senda del fútbol ramplón exhibido la pasada semana ante el Real Madrid. Hubo un tiempo divertido, con goles y entrega y otra mitad esperpéntica, de indisciplina y errores, en la que el fútbol decidió marcharse de El Sadar para que no se mezclase su nombre con el de ese espectáculo chapucero y sin fundamento alguno. A la eficacia ofensiva de los locales en la primera mitad (tres oportunidades, dos goles y otro anulado) se le atravesó la pierna derecha de Pachón, el único jugador destacable en el Getafe. Antes, las lesiones se habían encargado de menguar las ideas de los de Sánchez Flores con la retirada de Gallardo y Vivar Dorado, los dos cerebros del equipo.
OSASUNA 2 - GETAFE 1
Osasuna: Sanzol; Expósito, Cruchaga, Josetxo, Corrales; Puñal (Muñoz, m.70), Pablo García; Ortiz (Valdo, m. 62), Aloisi (Webó, m. 83), Moha; y Milosevic.
Getafe: Sergio; Cotelo, Amaya, Nano, Pernía; Gallardo (Riki, m. 9), Rivas, Gabi, Vivar Dorado (Yanguas, m. 42); Pachón y Yordi (Craioveanu, m. 75).
Goles: 1-0. M. 21. Moha remata desde el área pequeña una dejada de Aloisi. 2-0. M. 44. Milosevic cabecea cruzado un pase de Corrales. 2-1. M. 45. Derechazo de Pachón desde fuera del área.
Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Expósito, Gabi, Puñal, Amaya y Pablo García.
13.900 espectadores en El Sadar.
Osasuna jugó displicentemente contra un equipo descabezado por el infortunio. Controló del balón, pero más atento a los errores del rival que a sus propias cualidades futbolísticas. Sólo Pablo García, siempre en el límite entre la seriedad y la violencia, parecía dentro del partido y se ofrecía como piedra maestra de su equipo. Los navarros se aprovecharon de este dominio en el centro del campo y comenzaron a enhebrar jugaditas de gran sencillez pero suficientes contra el Getafe de ayer. De esta forma llegó el primer gol, con un pase de Corrales desde los tres cuartos que Aloisi peinó hacia atrás para que Moha remachase a bocajarro, y el segundo, con otra banana de Corrales cabeceada con genial sencillez por Milosevic, que parece vivir su segunda juventud gracias a su preponderancia en el juego vertical de los de Aguirre.
Todo indicaba que el camino de los vestuarios se llevaría a cabo con clara ventaja en el marcador de los locales, pero Pachón se empeñó en complicar la tarde a los navarros. Con un potente derechazo lejano prendió las dudas entre los aficionados y trajo al recuerdo el lamentable papel de los rojillos el pasado martes en el Bernabéu. Pero sólo fue una bengala porque la segunda mitad se desarrolló en los mismos parámetros de fútbol primario de la primera, pero sin goles ni oportunidades. Es decir, la antítesis del fútbol. Incluso Milosevic, que de sobra sabe cuál debe ser su posición en el campo para generar peligro, se perdió en el balcón del área, donde no llegó ni un sólo balón claro.
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