Maravilló el quinto
La afición no se lo podía creer: cinco toros de los jugados ayer dieron un juego excelente. Pero el quinto desbordó boyantía y entrega, calidad a raudales por ambos pitones y una fijeza inusual en estos años de oscuro trazo para las ganaderías. El Cid salió a por él decidido e intentando poderle por bajo al resguardo de las tablas. Después, lo sacó un poco más y el toro se le vino con una excepcional nobleza. Sin embargo, y a pesar de que el diestro de Salteras había bordado el toreo con el primero de su lote, en éste no anduvo con la finura que se merecía. Hubo disposición y entrega, pero las tandas le salieron cortas y los muletazos, a pesar de que fueron ligados, no los remataba atrás con la enjundia que el morlaco exigía. Unas veces, el engaño viajaba a media altura y otras, el toro desbordaba a un matador que veía como la muleta se le hacía un ovillo. Tomó la pañosa con la izquierda ayudándose con la espada. Tampoco terminó de acoplarse, y aunque es cierto que algún natural salió enjundioso y largo, la faena quedó por debajo de las condiciones del nobilísimo y repetidor Ibán, que fue muy ovacionado. Todo lo que no consiguió El Cid con este toro lo había logrado antes con el segundo, donde se explayó en eso de echar la muleta por delante y traerse al burel embebido y rematado por debajo de la pala del pitón. No lo despenó bien -como tantas veces en su carrera- y el triunfo grande se le volvió a escapar. El Fandi también contó con dos toros excelentes a los que banderilleó con su singular estilo. Después, se perdió entre las procelosas aguas que esconden las rectificaciones constantes y los muletazos rápidos. No hubo temple ni colocación, sólo encimismo y velocidad: los muletazos se agolpaban con la misma monotonía con la que salen las hojas de una fotocopiadora. Peor fue el caso de Uceda Leal, que casi ni lo intentó. Es cierto que tuvo el lote más deslucido pero anduvo con tales precauciones que al más mínimo ademán de sus toros, respondía con un respingo.
Ibán / Uceda, Cid, Fandi
Toros de Baltasar Ibán, bien presentados, nobles y con calidad. Algunos, justos de fuerzas. El quinto, de nobleza encastada. Uceda Leal: silencio en los dos. El Cid: saludos tras aviso y oreja. El Fandi: silencio en ambos. La Ribera. 25 de septiembre. Quinta corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
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