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TENIS Copa Davis: Semifinal España-Francia

"La ensaladera es el único objetivo"

Tras un mal año, Ferrero dice estar recuperado y ansioso por conducir a España a su quinta final

Los problemas se le acumularon este año a Juan Carlos Ferrero. A sus 24 años, comenzó la temporada lleno de ilusiones, pero se le fueron derritiendo en las manos consumidas por un sinfín de dificultades físicas contra las que no podía luchar. Por primera vez el valenciano descubrió la impotencia de no poder desarrollar todo el tenis que lleva dentro. No es algo nuevo en el mundo del tenis. Todos los jugadores han pasado por este trance en algún momento de sus carreras. Pero en el caso de Ferrero fue especialmente duro, porque le impidió defender el título de Roland Garros y la final del Open de Estados Unidos. Ya en la parte final de la temporada, la Copa Davis se ha convertido en su único objetivo del año. "Ganar la Ensaladera siempre es un objetivo importante. No era el prioritario, pero es cierto que los demás

"Físicamente ya estoy al cien por cien", sostiene el jugador valenciano tras su último entrenamiento
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se han ido cayendo, hasta quedarse solo. Y allá vamos, a jugar las semifinales y a intentar ganar otra vez la Copa Davis", confiesa justo antes de debutar hoy en Alicante ante Fabrice Santoro, en el segundo partido de la semifinal que enfrenta a España y a Francia.

Su campaña más aciaga se inició con un problema de aductores que le impidió culminar una gran actuación en el Open de Australia, donde alcanzó las semifinales. Era el principio de un mal fario que le fue persiguiendo todo el año. "En realidad", confiesa el propio jugador, "problemas importantes sólo hubo dos: la varicela y las molestias en las costillas, pero me dejaron cinco meses sin poder jugar". Lo demás fueron pequeñas secuelas de estas dos situaciones. "Como consecuencia de estar parado, sufrió fisuras musculares y molestias en los adutores cuando volvió a las pistas", asegura su entrenador, Antonio Martínez Cascales.

La consecuencia de todo ello fue que Ferrero no consiguió sentirse realmente bien más que en dos ocasiones: antes de jugar en Indian Wells y en Hamburgo. "En los dos casos le dije que Antonio

que había logrado coger el ritmo, que me sentía fuerte tanto física como mentalmente". Pero tampoco pudo remontar el vuelo. En Indian Wells contrajo la varicela. Y cuando iba a desplazarse a Hamburgo, una caída fortuita le costó un hundimiento de varias costillas, lo que le impidió jugar hasta Roland Garros. El último capítulo de esta desgraciada historia se escribió en agosto en Toronto. "Llegó allí muy bien y pensando que tenía cuatro torneos para recuperar los puntos de la final del Open de Estados Unidos", explica Cascales, "pero sufrió una contractura en la espalda y estuvo cinco días parado". Lo demás vino rodado hasta su temprana eliminación en el Open americano.

"En algunos momentos estuve bastante hundido", confiesa Ferrero. "Me ocurrió de todo: aún no había resuelto la varicela y ya me surgía otro problema. Coger ritmo era imposible. Mi peor recuerdo es el de Montecarlo, cuando perdí con Àlex Corretja", agrega el valenciano. "No por caer ante él, sino porque los sentimientos en la pista fueron los peores en muchos años: no llegaba a las bolas, no tenía ritmo y físicamente me sentía fatal. También me afectó no poder jugar bien en Roland Garros".

Ahora, por fin, parece haber recuperado la paz. Ferrero vuelve a mostrar su mejor aspecto. "La Copa Davis es un buen momento para jugar buenos partidos y tener alguna alegría", asegura justo después de jugar un set a un altísimo nivel contra Carlos Moyà en la plaza de toros de Alicante. "Físicamente estoy al cien por cien", concluye.

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