Ángel Haro desvela los "paisajes del estudio" en sus últimas pinturas

El artista plástico y escenógrafo Ángel Haro (Valencia, 1958) destapa los secretos de su estudio de trabajo en una serie de óleos con los que pretende poner al descubierto "todo lo que sucede durante el proceso de creación" artística. "Son paisajes que enseñan el interior de mi estudio", explica el autor, cuya obra más reciente se expone hasta el próximo 10 de noviembre en la galería donostiarra Kur (paseo de La Zurriola, 6).

"Soy un artista pasional; no concibo el arte frío y racional. Siempre utilizo los colores intensos y salvajes. Quizás tiene que ver con mi apego al Mediterráneo", dice. Haro cuelga en la galería donostiarra 17 cuadros de gran fortaleza cromática que dejan intuir la intimidad de su estudio de pintura. "Los cuadros recogen manchas, huellas, restos, sedimentos que dan una idea de todo lo que pasa durante el proceso de creación artística", señala.

Son obras de mediano y gran formato, creadas a golpe de "impulsos". Asegura Haro que suponen "los fogonazos que recibe el artista cuando está frente a un cuadro". "Las ideas valen de muy poco cuando comienzas un cuadro. No se puede pintar con un pensamiento prefijado, porque las intenciones van cambiando conforme se trabaja un cuadro", resume.

El pintor afincado en Murcia trabaja más con las emociones que con las ideas. El resultado es una variedad de "paisajes interiores" completamente abstractos, aunque se adivinan, se repiten discretamente, objetos que pertenecen a la privacidad de su estudio: botes de pintura, una mesa, pinceles,... Haro los ha reproducido sutilmente en casi todos los lienzos mediante un procedimiento fotográfico, aunque toda la carga de la pintura descansa siempre en gruesos trazos geométricos de colores vivos (rojos y verdes, básicamente).

No se considera un pintor abstracto. "Siempre trabajo con paisajes. El paisaje no es sólo que se ve a través de los ojos. El paisaje es, sobre todo, un sentimiento. ¿Cómo es el paisaje de la infancia?", se cuestiona.

Haro expone en San Sebastián tras mostrar este mismo año sus trabajos en papel en la galería Haim Chanin Fine Arts de Nueva York, donde reunió diez piezas elogiadas en una crítica de The New York Times.

El autor mantiene en toda su obra la misma preocupación por "resaltar la fuerza y el simbolismo de los colores". Hijo de un forjador, traslada a la pintura "todo el poder evocador que tiene el rojo" y "la sensación de paz y estabilidad que aportan los tonos verdes". La composición, tanto en la disposición de los elementos de su estudio, como de la carga de los colores, resulta primordial en su trabajo. "Mi trabajo es pura espontaneidad. Me acerco al cuadro a partir de emociones, impulsos. No hay nada prefijado", explica.