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Oscar Niemeyer y la 'bunda'

Juan Arias

En Brasil es tan importante en la mujer esa parte del cuerpo llamada por los nativos bunda, una palabra tomada felizmente del lenguaje africano, que hasta personalidades como Oscar Niemayer, el diseñador de la ciudad de Brasilia y uno de los mayores arquitectos del mundo, ha demostrado a los 96 años cumplidos su interés por esa parte del cuerpo que los españoles designamos -en esto a mil leguas de los brasileños- con el triste eufemismo de "donde la espalda pierde su honesto nombre". Una joven, días atrás, paró al maestro de arquitectos en la calle para elogiarle su coherencia política al no haber renunciado a ser comunista. Al volverse la joven, Niemayer la contempla por detrás y comenta: "En política la chica merece un 10; en bunda, un 0". En Brasil, paradójicamente, las mujeres no pueden mostrar los senos en las playas. Lo prohíbe la ley, pero encontraron, con la creación del biquini llamado "hilo dental", el truco para exponer la bunda, sea ésta proporcionada y perfecta o bundinha o bundona, que da lo mismo, lo importante es que exista. Se ha vuelto tan importante para la mujer brasileña la bunda que el humorista Arnaldo Jabor acaba de escribir que ya se observa como si tuviera vida propia. "Antiguamente, la bunda hacía parte de la mujer", escribe irónico, y añade: "Hoy es la mujer la que pertenece a su bunda. Las hay que la sacan a pasear como a sus perritos de lujo y otras hasta llegan a tener celos de sus propias bundas, más queridas que ellas". Todo porque la palabra bunda se ha vuelto tan dulce en el lenguaje que la pueden usar inocentemente hasta los niños y niñas, que por cierto ya empiezan también a distinguirse enseguida por sus bundinhas.

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