"El látigo de la indiferencia"
Los 'anti-Fórum' afirman que la mayor crítica al evento ha sido la apatía
"Es lo de la frase popular: castigar con el látigo de la indiferencia". Estas palabras de un integrante de la Asamblea de Resistencias al Fórum sintetizan el balance que hacen del evento los representantes de los colectivos que lo han rechazado. Consideran que la indiferencia, traducida en no asistencia y en falta de entusiasmo ciudadano -en una ciudad que se echa a la calle a la mínima- han sido la peor crítica al Fórum. "La repulsa ciudadana se ha materializado en la no asistencia y el escepticismo que ha reinado en la calle", coincide el portavoz del movimiento okupa, Albert Martínez.
El evento ha contado con opositores casi desde el mismo día en que se hizo pública la propuesta. "Gente que no lo vio claro", recuerda uno de los portavoces de la Asamblea, Joan Casellas. Que Barcelona tenía otras prioridades de inversión; que el evento escondía una maniobra especulativa; que las multinacionales patrocinadoras actúan contra los ejes del Fórum, o que las instituciones impulsoras actúan de forma contradictoria a estos principios han sido algunos de los argumentos de la repulsa.
Entre las primeras entidades que rechazaron el Fórum figura la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). Nunca han participado en protestas, pero se han negado a participar. "Se planificó sin contar con la gente de la calle y lo han pagado con la indiferencia", afirma su presidenta, Eva Fernández. La dirigente vecinal se muestra muy escéptica con el legado del evento y se pregunta "si el resultado de los diálogos se plasmará en políticas concretas", o "cuál será el encaje de la reforma urbanística en los barrios colindantes".
El otro gran referente del movimiento de repulsa ha sido la Asamblea de Resistencias al Fórum, que agrupa a decenas de colectivos y movimientos sociales de la ciudad, desde okupas hasta artistas, pasando por plataformas ecologistas o contra la especulación.
Sin embargo, al contrario de lo que la ciudadanía preveía, ha habido pocas manifestaciones de rechazo. Se editaron chapas con el lema Yo no soy Fórum y un mapa en el que se sitúan las sedes de los patrocinadores, se protestó en las oficinas de Indra, se invadió el recinto por mar con pateras urbanas -el acto más sonado y que acabó con actos de vandalismo-, se ha invitado a miles de ciudadanos a inmortalizarse mostrando lemas críticos en el Forumatón, se convocó una cacerolada el día de la inauguración y piensan protestar mañana durante la lectura del pregón y en la clausura.
"No podíamos criticar unos principios que son loables a priori, así que optamos por desenmascarar el Fórum: mostrar sus contradicciones y oscuridades a la ciudadanía", explica uno Joan Casellas, quien asegura que han dado más de 200 charlas. También escribieron a ponentes invitados por la organización piéndoles que no participaran en los diálogos. En algunos casos lo consiguieron. Pero, en opinión de Casellas, no han logrado su objetivo del todo. "Han salvado el evento diciendo que es una buena idea mal explicada, cuando nosotros creemos que ni siquiera es una buena idea".
La "lección" de Manuel Delgado
La masiva respuesta al primer acto público de rechazo al Fórum convocado como tal sorprendió a todo el mundo. Comenzando por los organizadores, continuando por los asistentes y acabando en la dirección del propio Fórum.
Fue a finales de enero y el Col.lectiu Ariadna Pi, del Instituto Catalán de Antropología, había convocado una mesa redonda en el Ateneu Barcelonés con el título Fòrum 2004: la gran impostura. El millar de asistentes colapsaron desde la sala hasta la puerta del edificio. La escena se repitió semanas más tardes en el patio de Letras de la Universidad de Barcelona en la presentación del libro Fórum de les cultures, S. A. Una de las alma máter de ambos actos fue el antropólogo Manuel Delgado, quien ya en un congreso profesional celebrado en 2002 cargó contra el Fórum y alertó de que podía dar un tratamiento "trivial" al concepto de cultura y multiculturalidad. Ni en el Ateneu ni en la universidad se mordió la lengua. A punto de finalizar el evento, su crítica sigue intacta y tacha el evento de "rotundo fracaso".
"La mayor muestra de este fracaso ha sido la indiferencia. Por no ir, la gente no ha ido ni a protestar, porque la condición marginal y ajena a la vida urbana del Fórum hacía imposible la protesta", afirma Delgado.
En opinión del antropólogo, el Fórum en conjunto, pero sobre todo la respuesta ciudadana, "es una lección" para las administraciones. "El resultado demuestra que no se pueden hacer las cosas sin contar con la gente. A partir de ahora nos van a tener que pedir nuestra opinión". "¿Cómo se han podido equivocar tanto?", pregunta. Y responde: "No escuchan, es autismo y arrogancia y están pagando el precio de esta actitud".
La experiencia del movimiento de rechazo al Fórum le sirve a Delgado para introducir una reflexión sobre el papel de los colectivos y movimientos sociales en la ciudad de Barcelona. "Su capacidad de movilización es brutal y su papel, fundamental. Frente a un impresionante despliegue de medios e intereses políticos, han conseguido alzar su voz con medios casi artesanales y naïfs, con cuatro duros. Por una vez, David ha ganado a Goliat", asegura. "Moraleja", remacha: "La vulnerabilidad del poder".
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