Novilleros suficientes

La terna demostró ilusión y conocimiento suficientes para que el resultado de la novillada hubiera sido exitoso. A los dos primeros espadas, veteranos ya en el escalafón, les avalan una larga experiencia y se les nota en su toreo, técnico y dominador, y el tercero, un torbellino valeroso, posee un fondo artista muy encomiable.

No les acompañó, sin embargo, la suerte con el ganado. Por lo visto ayer, al famoso encaste de Villamarta sólo le queda el nombre. Los novillos, chicos, muy inválidos, sosos, descastados y nobilísimos hasta la borreguez. Con material de tal calibre es milagroso que surja la emoción. Y no surgió.

Lo intentó el sevillano Canito, que se jugaba, quizá, el ser o el no ser de su carrera. Recibió a la puerta de chiqueros a sus dos novillos, y se lució en ambos por verónicas y chicuelinas plenas de gracia. Trazó bien los naturales, con elegancia y dulzura, pero la invalidez de sus oponentes le cerraron las puertas del triunfo.

Cortés parecía un gigante frente a su primero, al que consiguió meterlo en la muleta y se gustó en dos cortas tandas por ambos lados. Más toro era el quinto, pero manso y de corta embestida, con el que Cortés lo intentó con escasos momentos de interés, aunque lo mató de una excelente estocada.

Morilla maneja el capote con las manos muy bajas, y así levantó los ánimos en su primero. Acelerado en el sexto, se peleó con valentía ante un oponente de incierta embestida.