Camacho tira la toalla

Como si la historia se repitiera, Camacho ha vuelto a optar por la despedida. El todavía entrenador del Madrid le comunicó en la noche del sábado a su presidente, Florentino Pérez, tras la derrota ante el Espanyol en Montjuïc, que no se sentía capaz de sacar la nave adelante, que no se hacía con la plantilla, según avanzó la Cadena SER. Que prefería abandonar. El presidente convocó al técnico a una reunión, que se celebrará hoy, y en la que se tomará una decisión. Fuentes de la directiva madridista indicaron que Florentino Pérez desea que, lo que ocurra, "ocurra cuanto antes". No quiere que la solución se demore, y mucho menos obligar al técnico a continuar en su puesto, por lo que todo parece indicar que Camacho dejará hoy de ser entrenador del Madrid, sólo cuatro meses después de llegar al cargo.

En el verano de 1998 dejó plantado a Lorenzo Sanz a los 22 días de llegar al banquillo blanco

Dos derrotas consecutivas y un ambiente enrarecido dentro del vestuario han bastado para que Camacho tomara una de sus ya habituales decisiones drásticas. Y eso que tras el partido del sábado el técnico madridista, a una pregunta sobre su futuro y el del equipo, respondió: "Yo tengo la mentalidad para sacar esto adelante y espero hacerlo, pero tenemos que ir todos de la mano". Instantes después, Camacho habló con el presidente. Durante esa conversación le hizo partícipe de su deseo de abandonar. Por lo visto, no todos van de la mano.

Seis años y medio han transcurrido desde que Camacho se fuera por vez primera del banquillo madridista. Entonces lo hizo sin ni siquiera sentarse en él. Fue en el mes de julio del 98, cuando acababa de ser fichado por el entonces presidente, Lorenzo Sanz, que había despedido sin contemplaciones al alemán Juup Heynckes pese a la conquista de la tan ansiada séptima Copa de Europa. Habían transcurrido sólo 22 días desde que Camacho llegó al cargo cuando dio el portazo. "No había confianza en mi proyecto y he visto que no iba a estar a gusto". Con esta declaración justificó su marcha, responsabilizando de lo ocurrido a la directiva del club.

Ayer madrugó Camacho e hizo madrugar a sus jugadores. Convocó un entrenamiento a las diez de la mañana en la Ciudad Deportiva de Las Rozas. Sobre el césped conversó con Raúl y luego, en privado, lo hizo con el delantero y con otro de los capitanes del equipo, Roberto Carlos. Nada trascendió de la reunión, y a la cita con los medios de comunicación acudió uno de los recién llegados, el argentino Samuel, para hablar casi de forma exclusiva de su expulsión en Barcelona.

El ambiente entre los jugadores denotaba que algo grave estaba ocurriendo. Las diferencias entre Camacho y una parte del vestuario, que no comparte las formas del técnico, se han hecho patentes con el paso del tiempo. "Parece que siempre está enfadado y no hace más que gritar", ha dejado caer en privado alguno de los jugadores dentro de un vestuario en el que Camacho tiene defensores -¿o indiferentes?- y detractores a partes iguales.

Este segundo adiós de Camacho se produce tras encadenar dos derrotas consecutivas. La primera, en Leverkusen, en el primer partido de la Liga de Campeones. En aquel encuentro, el técnico, en su intento por buscar soluciones ante la exhibición alemana, sentó a Zidane (lesionado), Ronaldo y Figo. Entonces asumió toda la responsabilidad del demoledor 3-0 final: "La culpa es mía", declaró con reiteración. Al día siguiente Roberto Carlos hizo unas declaraciones en las que parecía poner en cuarentena el discurso de Camacho. "No es una cuestión de correr", dijo el brasileño. "De hecho, tenemos que correr menos". Preguntado el lateral sobre el hecho de que haya limitado sus subidas al ataque, Roberto Carlos fue tajante: "Preguntadle al entrenador".

En Montjuïc, el sábado, Camacho optó por cambiar de arriba a abajo el equipo, y dejó en el banquillo, entre otros, a Beckham y Raúl. Apostó por un chaval de la cantera -Juanfran-, un futbolistas desterrado del club hace bien poco -Celades- y el delantero que nunca quiso y que le impuso la política empresarial de Florentino Pérez -Owen- cuando Camacho lloraba a principios de temporada por la llegada de un centrocampista de contención. El experimento tampoco salió bien y el 1-0 final le empujó a tomar medidas drásticas: "Quiero irme", le dijo a Florentino Pérez, quien le pidió calma y una tregua hasta el lunes.

Camacho volverá a sentarse hoy ante el presidente y, si la situación no da un giro de 180 grados, dejará su cargo. Mañana martes, ante Osasuna, será Mariano García Remón quien dirija al equipo desde el banquillo. Por entonces, lo más probable es que el técnico de Cieza ya esté volando rumbo a Estados Unidos, donde tiene previsto viajar para descansar junto a su hijo.