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Japón ordena a Citigroup suspender su actividad de banca privada

La Agencia de Servicios Financieros (FSA) de Japón ordenó ayer al gigante estadounidense Citigroup, el mayor grupo bancario del mundo, la suspensión de todas las operaciones de banca privada que realiza en el país por las sistemáticas y graves violaciones de la legislación financiera nipona. El banco lamenta las irregularidades detectadas por las autoridades reguladoras en su sistema de control interno, mientras se arriesga a quedarse fuera de esta lucrativa industria en Japón.

La FSA ya advirtió antes del verano a la entidad de que debía "ajustar" los controles internos en sus operaciones con bonos privados, porque los detalles de las cuentas de algunos de sus clientes no estaban muy claros. El pasado martes, la comisión del mercado de valores japonesa volvió a señalar el mismo problema y se empezó a especular con la posibilidad de una reprimenda. Pero el castigo ha sido más severo de lo que se esperaba. Es, de hecho, la acción más dura que se adopta en Japón contra un banco extranjero, desde que al grupo Credit Suisse le fuera retirada la licencia en 1999.

La agencia financiera nipona asegura que el banco ignoró los avisos y considera que la lista de problemas es larga. En ella se incluyen graves fallos en la prevención de actividades sospechosas de blanqueo de dinero, irregularidades en las transacciones con bonos y dejación en el manejo de la información de los clientes. Por eso, exige la suspensión de las operaciones. La orden, que se ejecutará el 29 de septiembre, afectará a la sede del banco en Tokio, así como a las filiales del grupo en Osaka, Nagoya y Fukuoka.

El grupo financiero estadounidense tendrá un año para cancelar las cuentas antes de que su licencia sea revocada. Entonces, el banco podrá solicitar de nuevo autorización para continuar con sus operaciones de banca privada, con el riesgo de haber perdido la confianza de sus poderosos clientes. Citigroup -presente en Japón desde 1902- se queda de momento fuera del lucrativo negocio de la banca privada en Japón, que mueve en torno a 12,8 millones de dólares anuales.

Más controles internos

La dirección del banco se limitó a lamentar ayer lo sucedido y anunció que su intención es presentar a final de octubre un amplio plan para reforzar los controles internos. "Estamos trabajando en las cuestiones suscitadas por la FSA para corregirlos y evitar que se produzcan otra vez", señala Citigroup en un comunicado.

El severo castigo va más allá de las sanciones financieras a las que el banco está haciendo frente en EE UU por su implicación en los últimos escándalos corporativos, ya que puede forzarle a abandonar Japón. Hay otras firmas que correrán la misma suerte si no refuerzan los controles, como la prestigiosa Cantor Fitzgerald, UBS Securities o Deutsche Bank, que ya han sido advertidas.

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