Las herramientas electorales de la Red
MÁS ALLÁ DE LOS bitácoras en línea consagradas por la convenciones de los partidos, el uso de la Red por los aparatos políticos tradicionales está transformando la vida política estadounidense. Los responsables de campaña tienden a cuidar sus presupuestos y suelen ser tecnofóbicos. No pueden, sin embargo, ignorar la creciente panoplia de herramientas que permiten reducir costos y aumentar su eficacia.
El análisis de Christina Koukkos subraya dos puntos para quienes tuviesen la tentación de aplicar el modelo en otros países. La ley de 2002 para limitar las contribuciones de los donantes más ricos ha creado un vacío que Internet colma con su capacidad de alcanzar a un gran número de personas a menor coste. Por otra parte, pese a que el 70% de la población tiene acceso a la Red, la brecha digital existe. Introducirla en la vida política podría tener implicaciones negativas para la democracia.
Koukkos ve tres brechas más que se agregan a la primera y complican las relaciones entre política y tecnología: "Los oficiales electos y sus consejeros, quienes no entienden ni confían en la tecnología; los tecnófilos, quienes suelen no entender las motivaciones de los políticos ni los mecanismos complejos de un sistema de gobierno, y la población, que apenas entiende -o se preocupa por- el funcionamiento de los mecanismos cívicos".
Todos tienen en mente la contradicción entre el éxito financiero de Howard Dean (reunió 40 millones de dólares, más que cualquier otro candidato demócrata) y su incapacidad para ganar votos (no ganó ninguna primaria). La explicación radica en parte en que el valor de la Red en política proviene de su capacidad para reunir contribuciones de personas ajenas unas de otras, mientras el valor de una campaña depende de su capacidad para motivar a gente. Para Koukkos, "la campaña de amigo a amigo tiene una tasa de éxito mucho mayor que la campaña de desconocido a desconocido". La tecnología no lo resuelve todo. El buen modelo es el del tupperware.
Cuatro empresas creadas hace menos de un año ofrecen herramientas para campañas electorales. AdvoKit es un conjunto de programas de código abierto que permite el seguimiento detallado de las actividades e intereses de los afiliados. Ofrece procedimientos especiales para llamarlos y hasta irlos a buscar para llevarlos a las urnas.
Orchid For Change integra AdvoKit en un conjunto modular más completo que va desde las contribuciones financieras hasta el envío masivo de e-mails. Según Tanya Renne, fundadora y presidenta, el sistema "crea una red completa para comunicar y compartir contenidos" a 50 dólares mensuales.
Creada por ex partidarios de Dean, CivicSpace permite "compartir contenidos de manera lateral en una red de personas afines que operan independientemente".
A diferencia de los demás programas seleccionados por Koukkos, I Stand For propone una solución integrada de servicios. El programa apuesta por la estructuración de comunidades y Koukkos subraya que si vender (inclusive políticos) en línea resulta económico, lo es más cuando otros hacen el trabajo de uno. Para Koukkos, "la mejor manera de convencer a políticos de adoptar la Red es ayudándolos a ganar elecciones".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.