"La ONU no tiene empuje para enfrentarse a los gobiernos"
Tiene una visión muy crítica de la eficacia de los mandatos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de algunos de sus organismos, entre ellos UN-Habitat. Miloon Kothari, relator especial sobre la vivienda de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, participa en el Foro Urbano Mundial (FUM) dentro del Fórum de Barcelona. Fue nombrado relator especial en 2000 con el encargo de realizar un informe sobre el cumplimiento del derecho a la vivienda. Ha realizado misiones en Rumania, Perú, Afganistán, Kenia y Brasil. El año pasado, su mandato como experto independiente fue renovado por la Comisión de Derechos Humanos.
Pregunta. ¿Qué se debe entender como derecho a la vivienda?
Respuesta. No se trata sólo de cuatro paredes y un techo, es mucho más. Es el derecho al agua potable, a la sanidad. Hay que entenderlo globalmente como el derecho de la persona a la integridad física. Es lo que se llama indivisibilidad de los derechos de la persona. Y es un derecho universal. Cada vez menos gente puede acceder a una vivienda, agua, servicios sanitarios. Lamento que en el FUM no se trate exactamente de ese tema. Además, el foro está muy centrado en las zonas urbanas.
P. Una de las premisas del encuentro es que más de la mitad de la población vive en las ciudades, ¿es incorrecto ese planteamiento?
R. Probablemente la premisa es correcta, pero no pasa en todo el mundo. Por ejemplo, en la India más del 70% de la población es rural. En ese país y en otros se está dando un movimiento migratorio de zona rural a zona rural o hacia pequeñas ciudades. En la mayoría de los países que he visitado, la pobreza en las zonas rurales es mucho más severa que en las grandes urbes.
P. ¿Qué medidas se deberían adoptar para garantizar el derecho a la vivienda?R. La primera es el control de la especulación. Por ejemplo, en Barcelona están aumentando mucho los precios de compra y alquiler, y lo que tiene que hacer el Gobierno es intervenir. En otros países donde se ha llevado a cabo un evento importante se ha acabado desplazando a la población, y eso está mal.P. ¿Cree que ha pasado eso con el Fórum?R. No tengo detalles sobre lo que está sucediendo. Sin embargo, creo que habría que plantearse que habría pasado si todo el dinero que se ha destinado al Fórum, porque ha sido un evento muy caro, se hubiese invertido en mejorar las condiciones de la vivienda, de la sanidad o los inmigrantes. Cosas así pasan en los países ricos como Estados Unidos o Canadá, donde no hay excusa de que haya gente sin vivienda, de que proliferen los desalojos forzados.P. ¿Dónde se produce más ese fenómeno?R. Ocurre en todo el mundo. Y las mujeres son un segmento que sufre especialmente quedarse sin hogar. Ya sea por cultura, religión o tradición, hay un ostracismo hacia la mujer. El peor panorama está en algunos países de Oriente Próximo. Hay situaciones extremas, como en Afganistán, donde las mujeres ni siquiera pueden hablar en público. Pero también pasa en Occidente, donde hay un elevado porcentaje de violencia doméstica que supone que las mujeres no tienen derecho a un lugar seguro, lo que es, por tanto, un problema de derecho a la vivienda digna. Los gobiernos tienen que actuar, no basta con reconocer los derechos.P. ¿Qué quiere decir? R. Que en el marco jurídico los derechos se reconocen, pero luego no se aplican esas políticas. Frente a esos problemas reales, las discusiones sobre el derecho a la vivienda se convierten a menudo en un debate de diseño urbanístico. Mientras, los desalojos forzosos aumentan porque cada vez hay más población en situación de pobreza y ni los gobiernos ni la Organización de las Naciones Unidas se están enfrentando al problema real.P. ¿De quién es la principal responsabilidad?R. El mal común de las agencias y los organismos de las Naciones Unidas es que no tienen empuje para enfrentarse a los gobiernos, no hay coraje. Yo siempre he sido muy crítico porque si hay un mandato de la comunidad internacional hay que cumplirlo. Y las Naciones Unidas no pueden dejar de enfrentarse a los gobiernos de los países por el temor de que luego no darán fondos para mantener las distinas agencias de la ONU. P. ¿De qué sirven, entonces, las reuniones y las agencias de la comunidad internacional?R. La cuestión es que muchas agencias, como UN-Habitat, de la ONU, se han centrado en la parte fácil. Es más sencillo hablar de privatizaciones del mercado que de derechos humanos. No todas las agencias son así. Por ejemplo, el Alto Comisionado para los Refugiados y Unicef sí trabajan con derechos humanos y atienden las necesiades reales de la población.P. ¿Y los gobiernos?R. Yo enviaría un mensaje a todos los países occidentale. Les diría que se centrasen en hacer políticas fuertes para la sanidad, la salud, la vivienda, y que no se preocupen tanto por la lucha contra el terrorismo internacional. El ejemplo más claro es EE UU, donde la situación interna de derecho a la vivienda y la sanidad es terrible. Es donde existe el porcentante más alto de pobres y personas sin techo. Todas las políticas que ellos exportan de buen gobierno, de democracia, de mercado, no han funcionado.
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