El Gremio de Hoteleros pide a Clos que deje de "incentivar" la creación de plazas

Barcelona sufre un exceso de oferta de plazas hoteleras que recorta la ocupación y las tarifas. Ayuntamiento y gremio firman el diagnóstico, pero se acusan mutuamente de no aplicar la receta que frene la expansión del sector. Los hoteleros pidieron ayer al alcalde, Joan Clos, que deje de "incentivar" la creación de plazas y recordó pasadas recalificaciones de suelo. Clos abogó hace un mes por una autolimitación del negocio. La ocupación ha bajado este verano el 1,39% en la hostelería barcelonesa, a pesar de haberse rebajado el 10,6% las tarifas.

Jordi Clos, presidente del Gremio de Hoteleros de Barcelona, descartó que la sobresaturación se hubiera podido alcanzar sólo con avaricia empresarial. El Ayuntamiento es "cómplice", señaló tras recordar que muchos de los hoteles se han levantado en terrenos "recalificados" para ese fin, como "el 22@ de Poblenou y el Fórum". El alcalde reconoció el mes pasado que la ciudad necesita "un descanso", pero rehusó intervenir y confió en que el sector se autorregulará, a pesar de que la concesión de la licencia le confiere la última palabra.

Ambos se oponen a la moratoria de licencias. Al hotelero, que no pretende interferencias públicas en su sector, le basta con que el consistorio no "incentive con más recalificaciones" la edificación. Barcelona cuenta con 22.737 habitaciones. Se crearán 3.457 hasta final de 2005. El presidente del gremio pidió que el presupuesto para promocionar el turismo en Barcelona pase de los 12 millones de euros actuales a 18, con el fin de llegar a los 12 millones de pernoctaciones anuales que asegurarían una ocupación aceptable. Ésta ha bajado durante el verano hasta el 78,45%, el 1,39% menos que el verano anterior, aunque la cifra debe matizarse por el incremento del número de camas.

Los empresarios bajaron el precio de sus habitaciones una media de 12 euros. "La decisión siguiente a la de recortar beneficios es la de recortar plantilla", advirtió el hotelero. Por otra parte, la ocupación en los cámpings de Barcelona ha bajado el 6% entre Semana Santa y septiembre.