Victoria Abril encarna a "una mala guapa" en 'Escuela de seducción'
La comedia de Javier Balaguer se estrena el próximo viernes
"Éste ha sido para mí el año de las malas", resumió ayer Victoria Abril en la presentación de Escuela de seducción, de Javier Balaguer, que se estrena el próximo viernes. "Hice una mala dramática en El 7º día; una mala ambiciosa en Incautos, y ésta es una mala guapa, pero equivocadísima", dijo. Abril encarna en esta "alta comedia" a una psicóloga que reparte consejos amorosos desde un programa de radio. "Ritmo, diálogos elegantes y mucha luz" definen para Balaguer la estética de su segunda película.
Victoria Abril robó -una vez más- los flases de todas las cámaras. Llegó hecha una llamarada, vestida de fucsia y negro, y llevó la voz cantante de la rueda de prensa de ayer, en la que el resto del elenco de Escuela de seducción apenas sí abrió la boca.
La actriz no sólo definió a su personaje ("Sandra es ese espejo trágico en el que mirarse para nunca parecernos a ella"); abordó, además, temas de dirección ("la comedia se dirige con la oreja: percibes el ritmo, tiene que ir bien picadita, como la cebolla"
); prodigó definiciones vitales ("las películas, como los amores, las clasifico una a una"), y arrojó, casi sobre el final, la noticia de su próximo proyecto: un disco, Pucheros do Brasil, en el que cantará bossa nova ("porque fue mi primera pasión musical"), y que editará próximamente ("todas las canciones serán en brasileño, salvo una en francés y otra en inglés").
Todo empezó con un deseo de cambio, confesó ayer Javier Balaguer (Alcoy, 1961): "Mi primera película, Sólo mía (2001), fue un drama social fuerte y quería cambiar un poco, abordar el tema de las relaciones de pareja y de la gente, pero desde la comedia", afirmó. Así surgió la idea de Escuela de seducción: el encuentro entre Óscar (Javier Veiga), un joven vendedor de secciones femeninas que cae en el paro y decide usar sus conocimientos sobre mujeres para dar clases a gente con problemas para relacionarse, y Sandra Vega (Victoria Abril), una psicóloga feminista al frente de Confidencias, un programa de radio desde el cual aconseja a corazones afligidos.
Los consejos de Sandra le han costado a Óscar una antigua novia, y él decide vengarse. Crea un personaje, Dani, y empieza a llamar al programa simulando ser un alma en pena. Los índices de audiencia comienzan a trepar y Dani consigue, poco a poco, enamorar a la conductora. "Ella representa todos nuestros fallos a la hora de convertirnos en superwomen", sostuvo Abril, para quien lo que define "una alta comedia como ésta es que cuando llega la curva, en lugar de frenar, aceleras." "Mi personaje", agregó, "por lo general se pasa tres pueblos... y funciona".
Su coprotagonista, Javier Veiga, hizo valer su experiencia televisiva (Siete vidas, El club de la comedia) para matizar la definición del género: "Ésta es una comedia excesiva, muy gamberra, muy loca. Hay gente que llama alta comedia a algo distinto, muy refinado". Para Balaguer, en todo caso, "es un exceso creíble".
Más cine español
Los éxitos del cine español en la reciente Mostra de Venecia también estuvieron presentes: "Me alegro mucho por Javier [Bardem] y por Amenábar", festejó Abril, quien al contestar una pregunta sobre el cine de Hollywood afirmó: "¿Qué espero de él? Que desaparezca un poquito, ¿no? Que sea un poco menos apabullante. Poder estrenar nuestras películas y mantenerlas, algo difícil cuando 8 de cada 10 salas son para el cine de Estados Unidos."
Tras un drama y una comedia en su haber como director, Balaguer afirma que la segunda es un género más complicado. "La comedia exige encontrar un tempo, un ritmo". Además de "un look fantástico" y una "música cuidada", para dar con el ritmo ágil que buscaba, contó Balaguer, Escuela de seducción "tiene 1.800 cortes". Justificó, también, los 25 cameos que hay en el filme en el deseo de construir una "comedia actual, propia y real" en la cual el espectador pueda reconocer a personajes de su vida cotidiana. Así, desfilan por la pantalla, entre otros, Lorena Berdún, Iñaki Gabilondo y Luis del Olmo. "Lo importante", dijo el director, "es no temer arriesgar en cada película. A mí me gusta hacer cine, contar historias, más allá del género".
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