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Reportaje:

Comer, beber y normalizar

Arranca una campaña para que en los bares y restaurantes se hable y se atienda a los clientes en valenciano

Ferran Bono

Cuenta Emili Bermell, propietario de un conocido restaurante del barrio de El Carme de Valencia, que si hablas en valenciano, normalmente te contestan en valenciano. Él lo hace desde hace casi 30 años, desde que transformó la bodega familiar en el establecimiento actual que regenta con su mujer. En todo este tiempo, siempre ha hablado en valenciano, ha presentado su carta en valenciano (también en castellano) y ha emitido facturas en valenciano. "Y no he tenido ningún problema", comentó ayer en la presentación de la campaña En valencià a la hosteleria, que tuvo lugar en Ca'n Bermell y a la que también asistieron el secretario autonómico de Cultura, David Serra, y el presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia, Juan Carlos Gelabert.

Más tarde, el restaurador, directivo de la Asociación Empresarial de Restaurantes Federados de Valencia, matiza sus palabras recordando algún pequeño percance con algún cliente que ha mostrado su reticencia a recibir una factura en la lengua autóctona, que él desconocía. También hay quien opina sobre si un término es quizá excesivamente catalán o demasiado localista. Cosas de la ciudad. De cualquier forma, son casos aislados, sin mayor importancia.

Bermell contribuye a normalizar el valenciano en un acción tan cotidiana como comer y beber en compañía. Ante tal afirmación, se encoge de hombros y esboza media sonrisa con la que parece asentir. No es el único, pero sí son pocos los restauradores que cuidan este aspecto lingüístico en Valencia. Fuera de la ciudad, en las comarcas, el uso está más extendido.

"Si hablas en valenciano, normalmente te contestan en valenciano, pero si veo que no me entienden, me paso al castellano", apostilla Bermell, que acaba de incorporar a su carta una corrección: donde en la versión en valenciano ponía canaïlles, como adaptación del popular término castellano canaíllas, ahora pone caragols punxosos.

Algunos clientes le han comentado que cuando entran al restaurante hablan en valenciano, su lengua materna, y una vez salen por la puerta vuelven al castellano. En Ca'n Bermell la atención en valenciano está garantizada.

En otros establecimientos no, aunque según la federación de hostelería el 80% de los establecimientos usan el valenciano. Cifra referida a toda la provincia y a la atención sobre todo hablada. El secretario autonómico de Cultura y Política Lingüística, David Serra, señaló que con la campaña de promoción en los restaurantes "se da un paso adelante en la normalización y uso social del valenciano en uno de los sectores estratégicos de la Comunidad Valencia, como es la hostelería, que tiene un peso significativo en el Producto Interior Bruto (PIB), en el turismo y en el conjunto de la sociedad".

La campaña incluye la edición de 100.000 trípticos y carteles, la distribución y difusión del último programa de traducción Salt 3, el asesoramiento de lingüistas, la realización de cursos de formación continua y ocupacional, información a los profesionales sobre los planes de ayuda de las distintas administraciones, y, por último, la organización de un premio a la promoción del uso del valenciano, que estará dotado con 1.000 euros, entre otras medidas.

El presidente de la federación de hostelería, que aglutina a unas 2.000 empresa, Juan Carlos Gelabert, incidió en el propósito de normalizar el uso del valenciano en unos establecimientos en los que "en el día a día se habla bastante", aunque acogen a muchos trabajadores inmigrantes y otros expuestos a la temporalidad de la profesión.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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