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Reportaje:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Italia de fórmula 1

Ferrari se da la gran fiesta en Monza

La marca italiana consigue en su casa el octavo doblete, y Barrichello logra el subcampeonato mundial con su triunfo

Ramon Besa

Ferrari se regaló ayer una gran fiesta en su casa de Monza. Decidido ya el Mundial de constructores, en favor de la escudería italiana, y también el de pilotos, en manos por séptima vez de Michael Schumacher, los más de 100.000 tifosi congregados en la carrera disfrutaron con el espectacular remonte que protagonizó la escudería del cavalino rampante, que firmó el octavo doblete en un año teñido siempre de rojo: 13 triunfos, 12 del alemán, sobre 15 pruebas disputadas de las 18 del calendario.

El guión de la jornada resultó tan romántico que parecía escrito por el más pasional de los cineastas italianos: Rubens Barrichello, el chico aplicado de la casa de Maranello, consiguió su primer triunfo de la temporada como premio a su bondadoso comportamiento mientras Michael Schumacher ratificó su condición de mejor piloto del circo mundial después de atrapar el segundo puesto, a rebufo de su compañero, cuando en la segunda chicane de la primera vuelta había quedado relegado al puesto número 15 por una salida de pista. Así las cosas, Ferrari pudo celebrar con mayor razón que nunca los títulos ya logrados en Spa hace justamente quince días.

Schumacher fue segundo después de quedar rezagado hasta el puesto 15º en una mala salida
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Nadie que no vistiera de rojo pudo colarse en la fiesta italiana. Jenson Button, el mismo que le ha robado la portada a David Beckham en los tabloides ingleses, se dio por satisfecho con aplaudir a los dos triunfadores desde el tercer cajón del podio pese a que fue líder de la carrera durante un buen rato: desde la vuelta 11 a la 34. Y Fernando Alonso se quedó con la palabra en la boca, quejándose primero de los comisarios por no ayudarle a continuar y maldiciéndose después a sí mismo por haber perdido una trazada que parecía conducirle hasta el triunfo tras una nueva salida prodigiosa.

En una maniobra tan preciosa como arriesgada, Alonso se metió entre Schumacher y Juan Pablo Montoya, apretó el acelerador y alcanzó la primera variante como segundo después de haber partido desde el cuarto puesto. Y ya no paró hasta adelantar a Barrichello, quien después de hacer valer la pole-position fue víctima de los neumáticos mixtos que calzaba su Ferrari en un circuito húmedo por el agua caída durante una hora y media antes de la salida. Aún cuando su monoplaza perdía la estabilidad en las curvas lentas y su conducción resultaba complicada, sobre todo cuando se subía a los bordillos, el piloto español comandó la carrera durante cinco giros -del cinco al diez- y se movió entre el segundo y el tercer puesto después de su primera parada.

El Renault R24 de Alonso perdió la cabeza en favor de Button y se sintió permanentemente acosado -tanto por Schumacher como por el tráfico- tras su paso por los boxes hasta que, siendo tercero, cometió un trompo en la segunda variante de la vuelta 41 después de un error de conducción: "Me subí por el bordillo, perdí el control del coche en un piano y los neumáticos traseros quedaron atrapados en la gravilla", relató. "No pude seguir, entre otras cosas, porque los comisarios no me empujaron para reanudar la marcha".

Eliminado Alonso y rezagado Montoya -pasó del segundo al sexto puesto tras su segunda parada en los talleres- la victoria era cosa de dos: Button y Barrichello. El brasileño fue comiéndole el terreno al británico de manera prodigiosa en el circuito más rápido del Mundial, donde se alcanza una velocidad media cercana a los 260 kilómetros por hora. Barrichello, el único de los aspirantes al triunfo que había partido con neumáticos mixtos -los demás lo hicieron con gomas para seco una vez se cercioraron de que no llovería durante la prueba- y que se paró tres veces en los boxes -por dos de sus rivales- recuperó en la vuelta 37 el liderato que había cedido en la cuarta, tras su primer repostaje, y ya no lo cedió.

"Únicamente me faltaba una victoria para coronar una temporada fantástica y la he logrado en una carrera mágica", se confesó Rubiño después de bajar del podio. "A los que dicen que la fórmula 1 es aburrida les recomiendo que vean la carrera de Monza. Ferrari ha demostrado que tiene un equipo fantástico. Yo preferí salir con neumáticos mixtos para adquirir una buena ventaja -ocho segundos en el segundo giro- y evitar incidentes y, aunque me he visto posteriormente superado y llegué a ser noveno, cuando la carga de gasolina del coche se ha ido aligerando he ido superando a los demás pilotos".

Igualmente dichoso se sentía Schumacher, que sólo desaceleró a la que se vio segundo después de protagonizar una espectacular remontada y ratificar el poderío de Ferrari, que ocupó los dos primeros puestos con dos estrategias diferentes. El alemán se rezagó en la salida -"es como si hubiera partido el último"- después de un trompo en la segunda variante -"no pude frenar a tiempo en la primera y en la posterior el coche me patinó hasta tocar con el de Button, que iba por fuera"- y fue eliminando adversarios para situarse por detrás de Barrichello. Schumi, ya relajado, entró detrás del brasileño en un final soñado por los tifosi, que invadieron el circuito de Monza para festejar un éxito en su Gran Premio, el de Italia, que no discutió ni Button, dichoso con el tercer puesto porque "hemos superado a Renault en el segundo puesto en el Mundial de constructores". A falta de tres carreras, aún queda miga. El circo se supera a cada prueba aunque el final siempre sea el mismo.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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