Las redes inalámbricas
Las redes inalámbricas (WiFi), nos permiten conectarnos a la red de alta velocidad desde un avión, desde un hotel de Madrid o desde un recóndito pueblo, todo ello sin cables y con velocidades idénticas a las que encontramos en la oficina o en el despacho.
Una red de área local inalámbrica (W-LAN) es un sistema de comunicación que transmite y recibe datos sin cables y que utiliza tecnología de radio. Se instalan, sobre todo, en entornos empresariales permitiendo la movilidad de los usuarios, aunque también se instalan en lugares públicos, como son hoteles, aeropuertos, salas de congresos, o restaurantes. Pueden ser desplegadas como una extensión a las redes cableadas existentes, siendo una solución complementaria a la red tradicional con todas las ventajas, pero sin las limitaciones de movilidad que imponen los cables.
Lo más importante es que estas redes redefinen la forma de entender las redes locales, la conectividad ya no implica una conexión física, porque los usuarios pueden seguir conectados a la red mientras se desplazan por un edificio o zona pública. Un estudio ha demostrado que los empleados que utilizan redes inalámbricas se conectan a las redes corporativas un promedio de 1,45 horas más cada día que los que no las tenían, aumentando su productividad en un 22%.
Las LAN inalámbricas son fáciles de instalar y ofrecen un alto grado de flexibilidad y escalabilidad, permitiendo su ampliación a medida que crece la empresa. A veces, las limitaciones propias del edificio o las limitaciones presupuestarias impiden el cableado de una LAN tradicional; como en edificios históricos, locales alquilados o instalaciones temporales. Estas redes suponen un importante ahorro de los costes. Por ejemplo, se han calculado ahorros de 5 a 1 en instalaciones en hoteles si se comparan con soluciones tradicionales de cable.
Además, y gracias a la misma tecnología de radio, las redes situadas en edificios que se encuentran separados varios kilómetros, pueden integrarse en una sola red.
El punto de acceso es el elemento clave e inteligente que gestiona el tráfico de los clientes de forma transparente en sus áreas de cobertura. Recibe, almacena y transmite datos entre la LAN inalámbrica y la red con cable, por lo que el usuario final accede a la Red a través de tarjetas de LAN inalámbricas. Aunque se puede prescindir incluso de éstas, ya que los ordenadores empiezan a incorporar el acceso inalámbrico en su configuración básica.
Además están proliferando los puntos de acceso a redes inalámbricas en lugares públicos (hot spots) que permiten a los usuarios conectarse desde bares, cafeterías... su rápida proliferación es una muestra del éxito de esta tecnología.
Como en todas las redes, la seguridad se centra en el control y la privacidad de los accesos, por tanto, las empresas deben adoptar una estrategia global de seguridad que impida a los usuarios no autorizados comunicarse y garantizar que los clientes se conecten a puntos de acceso fiables. La privacidad se consigue cuando los datos transmitidos son cifrados en claves dinámicas y sólo pueden ser utilizados por el receptor legítimo.
El objetivo es que los profesionales disfruten de una transición sin fisuras entre sus oficinas y los lugares donde pueda ser necesario que se desplacen, como aeropuertos, aviones, centros de convenciones y hoteles. De hecho, esta tecnología ya ha sido utilizada por Lufthansa y British Airways, y, entre otros, la cadena AC Hoteles ofrece una red inalámbrica para dar a sus clientes un mejor servicio. Este tipo de soluciones son bien acogidas por los empresarios y profesionales, que cada vez pasan más tiempo con sus clientes. Por eso las LAN inalámbricas son la mejor solución, proporcionando el mayor nivel de movilidad a sus usuarios, lo que a la larga, redundará en la cuenta de resultados de las empresas y en una mejor gestión del tiempo de los trabajadores.
Santiago López es director de Desarrollo de Negocio de Cisco Systems España.
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