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CORAZONES DE VERANO
Columna
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A favor y en contra

LA VIDA del opinador profesional no siempre es un camino de rosas. Es difícil tener lo que se dice una opinión formada sobre todo. Para este caso, yo he desarrollado el método de la doble personalidad. Se trata de opinar siempre en contra y a favor de cualquier asunto, según te paguen. Mi doble personalidad me ha sido muy útil este verano con lo de las ministras en el Vogue. Y me ha vuelto a ser muy útil con lo de la entrada en vigor de la ley del velo en Francia. Estoy más bien a favor y más bien en contra. Así que a continuación les coloco los dos artículos (al precio de seis).

Más bien a favor

Leo en el periódico los detalles de la entrada en vigor de la ley que prohíbe los símbolos religiosos en las escuelas públicas francesas. No se pueden llevar velos, cruces grandes y kipás judías. Sí que se pueden llevar cruces pequeñas, estrellas de David, manos de Fátima y ejemplares del Alcorán. Al no especificar medidas, lo de decidir qué es una cruz grande y qué es una cruz pequeña es tarea de los maestros. El debate puede durar lustros, porque depende de la subjetividad y hasta del optimismo de cada docente.

Pero si no se pueden llevar cruces grandes colgando, ¿se pueden llevar esas camisetas con vírgenes, cruces y demás imaginería religiosa que puso de moda la cantante Madonna? ¿Se pueden llevar tatuajes con la leyenda "Dios te ama"? Lo del pañuelo es más complicado. Si una niña musulmana no puede llevar pañuelo en clase, una niña a la que le estén practicando la quimioterapia, ¿sí puede? ¿Por qué? ¿Porque en el primer caso es por motivos religiosos y en el otro terapéuticos? Pero la religión también es terapéutica. Y si una niña musulmana fuese tratada con quimioterapia, ¿podría o no podría llevar pañuelo?

Se supone que ningún niño puede llevar esas dos trenzas que llevan los judíos ortodoxos. Pero un niño no judío ¿puede llevar dos extensiones de las que ahora están de moda en forma de trenza? ¿Un niño budista no puede llevar la cabeza rapada? ¿Y un niño skinhead sí que puede? En este caso resulta que un skin puede lucir su estética sin que se lo impidan y, en cambio, una niña musulmana, sujeto de discriminación por parte del niño skin, no puede lucir la suya. Esta ley, por cierto, ha entrado en vigor al mismo tiempo que el decreto del alcalde de Barcelona, Joan Clos, que permite a los ciudadanos ir desnudos por la calle.

Más bien en contra

Leo la noticia de la avalancha en una tienda Ikea de Arabia Saudí. Según la agencia de noticias SPA, algunos clientes aprovecharon el tumulto para practicar tocamientos a las clientas, por lo que testigos presenciales dijeron que era un error "no haber previsto una entrada diferente para hombres y para mujeres".

No tengo la solución para que no se produzcan tocamientos. Pero me alegra vivir en un lugar donde las mujeres y los hombres usan puertas distintas únicamente para ir al lavabo. Y creo que una buena manera de no necesitar puertas para cada sexo en las tiendas suecas de muebles es que los Estados aconfesionales dicten leyes para que las niñas musulmanas vayan a la escuela (pública) sin velo. Me parece bueno que los niños y las niñas se vean los cabellos mutuamente. El caso es que algunas de estas chicas musulmanas francesas han ideado un sistema para ocultar sus cabellos, ya que no pueden usar velo: van a clase con peluca. De lo que se trata, pues, es de que los demás seres humanos no contemplen su masa capilar verdadera. A causa de mi simplicidad laica, cuando me hablan de adminículos que tapan el cuerpo femenino (burkas, velos, etcétera) tiendo a creer que es para evitar la tentación de los hombres, lo que no me parece lógico. Claro que tampoco me parece lógica la frase "si vas en minifalda, provocando, es normal que te violen". Por eso creo que en casa y en la calle, los padres de estas niñas pueden vestirlas como quieran, pero cuando les llevan a clase deben respetar la laicidad del país en el que viven. Debido a este mismo respeto, en la escuela pública un profesor rastafari no debe fumar marihuana, por mucho que sus creencias se lo permitan. Y un profesor perteneciente a la secta de los Hare Krishna no debería dar clase con túnica naranja, ni repartir pastelitos a la hora del recreo mientras entona cánticos. Igualmente, los niños practicantes del vudú deberán esperar a llegar a casa para clavar alfileres en el muñequito que simboliza a su profesora. Y las profesoras con hábito de monja o burka no pueden ejercer en la escuela que pagamos entre todos.

No hace mucho, en un debate de la televisión explicaban que en Francia hay mujeres policía de religión musulmana que han conseguido que les permitan llevar su pañuelo con el uniforme. Y me parece muy bien que una mujer musulmana luzca el pañuelo que oculta sus cabellos cuando ejerce de policía. Pero si pretende hacerme un control de alcoholemia, ¿puedo yo negarme?

Madonna, durante una actuación en Los Ángeles.
Madonna, durante una actuación en Los Ángeles.AP

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