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Tribuna:DESDE MI SILLÍN | VUELTA 2004
Tribuna
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De media vuelta

Bueno, bueno, si ayer estaba de vuelta, hoy estoy de vuelta y media. O, mejor aún, digamos que estoy tan solo de media vuelta, porque el giro de hoy ha sido en dirección contraria, es decir para bien. Algo es algo, y quizá mañana ya estemos de nuevo en el punto neutro. Seguiré informando desde mi sillín. Ya se sabe que la diferencia entre lo bueno y lo excepcional suele ser un detalle insignificante. Tan pequeño como que, por ejemplo, un amigo te haga un favor inesperado en un momento en el que no lo pides, pero lo necesitas. Inesperado porque en el pelotón amigos hay muchos, pero a la hora de la verdad cada uno se debe a los intereses de su equipo.

Hasta aquí todo normal, es decir lo bueno. Pero lo excepcional llega cuando ese amigo luce una camiseta serigrafiada con unos colores que lo distinguen como campeón del mundo. Y he aquí lo excepcional, que no se tiene todos los días a tu servicio a todo un campeón de mundo. Igor Astarloa, es decir mi amigo el aludido, me ha echado un pequeño cable en la parte final que me ha servido para infiltrarme entre los lobos de la velocidad. Han sido tan sólo 200 o 300 metros entre el kilómetro 4 y el 3, en los que me ha pasado para delante cara al viento. Suficientes para que cogiese un poquito de aire de cara al sprint. Luego, ya me las he arreglado yo solo entre toda esa banda. Le he llamado para agradecérselo. "Ya sabes, no tenía hoy mi día y te he visto ahí y he hecho lo que he podido", me ha dicho. "Ya, pero podías haber ido a lo tuyo y tratar de hacer el mejor puesto posible, y no, has preferido echarme una mano", le he dicho yo. "Ya sabes Peter, si no cuesta nada...".

Y tiene razón. Pero cuántas veces no hacemos favores que no nos cuestan nada. Por ejemplo, cuántas veces ves corredores a los que no les cuesta nada tocar un poco el freno para evitar el riesgo de caída. Pero no, a algunos parece que les cuesta un esfuerzo mental tremendo recordar cuál es el freno de atrás y cuál el de delante, y encima presionar la maneta. ¡Que cansancio!, dirán, mejor no freno, aunque se caigan. Y así nos va, todos los días por los suelos. Menos mal que a algunos no nos cuesta nada...

Pedro Horrillo es corredor del equipo Quick Step.

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