Conducción equilibrada

Aunque sus ajustadas tarifas puedan hacer pensar lo contrario, el Cerato es un coche honesto con una calidad de conjunto notable, sobre todo para lo que cuesta. Tiene una línea cuidada, un interior bien resuelto y un funcionamiento mecánico muy correcto. Y puede dar un buen servicio como coche familiar con un desembolso asequible.

Un turbodiésel muy elástico

El Cerato es el primer turismo de Kia con motor turbodiésel y monta la misma mecánica que el monovolumen Carens, un 2.0 CRDI de diseño moderno con raíl común y 112 CV que está a la altura de otros propulsores europeos similares.

Tiene un tacto suave, está bien aislado y cuesta notar que es un diésel, pero sobre todo destaca por su elasticidad y rinde muy bien en un coche ligero como éste. Así, responde con fuerza desde 1.000 revoluciones y sube de régimen de forma progresiva y sin mucho esfuerzo hasta 4.500. Además, como lleva un cambio de cinco marchas muy bien escalonado, ofrece unas prestaciones muy aceptables que permiten afrontar cualquier viaje. Es ágil y muy fácil de conducir en ciudad, llanea a buen ritmo en carretera, incluso a plena carga, y, aunque no tiene unas aceleraciones brillantes, responde al instante al acelerador y permite adelantar sin apuros.

Los consumos no son tan bajos como los de otros TDI, pero gasta poco: algo más de seis litros a ritmos legales y entre ocho y nueve en ciudad y conducción rápida.

Cómodo y manejable

Si la mecánica está a la altura exigible, el comportamiento dinámico tampoco desentona. Da confianza desde el primer momento, porque tiene unos mandos suaves y se maneja con tanta facilidad que hace sentirse compenetrado enseguida. Salvo la calidad de los neumáticos Kumho de serie, que ofrecen un agarre muy mejorable, nada llama la atención negativamente, y aunque tampoco impresiona, todo funciona correctamente. La suspensión con amortiguadores de gas filtra bien las irregularidades sin que se noten en el volante. Y va bien en todos los trazados, con un balanceo lateral comedido en las curvas, suficiente aplomo en zonas rápidas y una estabilidad correcta en todas partes.

El Cerato es un coche sencillo y apto para cualquier usuario medio. Ofrece un comportamiento equilibrado, pero no está pensado para la conducción deportiva: a medida que se aumenta el ritmo, las medidas limitadas de las llantas y la baja calidad de los neumáticos hacen que aparezcan sus carencias: se vuelve más nervioso e incómodo porque pierde precisión en las curvas y rebota con más sequedad en los baches. Pero en conducción tranquila e incluso a ritmos alegres mantiene bien el tipo, y aunque no puede montar el ESP ni como opción, cuenta con unos frenos y un ABS correctos que paran el peso sin sustos, incluso en situaciones difíciles.