El siglo de las migraciones
Todo indica que el siglo XXI será el de las migraciones. Los movimientos de personas, forzados o voluntarios, no son de ahora. Forman parte de la historia de la humanidad desde sus orígenes. Los inmigrantes han contribuido siempre a configurar los pueblos, las sociedades, las culturas y las naciones, Cataluña entre otras. Pero nunca la movilidad de los hombres y las mujeres había sido tan generalizada. Nunca había tenido el carácter de fenómeno global como el que ha adquirido a principios de este siglo, impulsada por las diferencias económicas y sociales, pero también por la banalización de las comunicaciones.
El congreso mundial Movimientos Humanos e Inmigración (MHI), organizado por el Instituto Europeo del Mediterráneo (Iemed) y que se inaugura hoy en el marco del Fórum Universal de las Culturas Barcelona 2004, es una oportunidad para examinar las características actuales de las migraciones, sus causas y sus consecuencias. Se propone contribuir a la identificación de los retos y las perspectivas que supone la existencia de cerca de 200 millones de emigrantes, más del 3% de la población mundial. Aspira a comprender cómo y por qué surgen las migraciones contemporáneas, a determinar sus efectos sobre los países de origen y de acogida, y ver cómo pueden llegar a ser una oportunidad para el desarrollo sostenible y para la construcción de un mundo más justo.
El congreso MHI reúne a cerca de un millar de expertos, actores de la sociedad civil y responsables políticos procedentes de 64 países. No es un congreso académico, pero ha sido organizado con rigor científico gracias a la contribución de un comité científico de gran prestigio intelectual, y a las aportaciones de más de un centenar de ponentes. No es una reunión institucional, pero ha contado con la decisiva colaboración de las principales organizaciones mundiales que trabajan sobre las migraciones. El MHI es un encuentro de naturaleza singular, que quiere poner en común el conocimiento académico y la experiencia social y política, con la convicción de que, de esta manera, podemos contribuir a impulsar nuevas vías de reflexión, nuevas maneras de pensar las migraciones, y actitudes positivas y abiertas por parte de la sociedad y de los responsables políticos.
La celebración del congreso MHI coincide con una reavivación de la polémica política -en España y en Cataluña- sobre la gestión de las políticas migratorias. Nuestro propósito no es, obviamente, el de sacrificar la visión global de las migraciones que pretende dar este congreso en beneficio de un debate local que es a menudo de vuelo bajo y que está condicionado por las actitudes defensivas de muchos políticos y de una buena parte de la opinión pública. Nuestra contribución quiere ser de otro orden. Pretendemos abordar las migraciones y los retos que plantea su gestión desde la perspectiva de la globalización. Como una de sus manifestaciones, con todo lo que la actual situación mundial comporta de desorden, de peligro para las identidades, y de drama humano, pero también como uno de los resortes que pueden darle perspectiva y dimensión social, si se consigue que las migraciones sean gestionadas con acierto e imaginación y con la participación de los actores implicados.
El congreso MHI ha estado precedido por un proceso participativo amplio, que es garantía de pluralidad ideológica y diversidad cultural. Deseamos que su desarrollo confirme esta condición. Pretendemos que sea la expresión de una reflexión libre, crítica y positiva, capaz de reorientar las percepciones dominantes y las políticas reactivas que predominan y que no se corresponden con el potencial modernizador de los procesos migratorios. La mayoría de las aportaciones que han llegado a la secretaría del congreso invitan a ser osados: a no esconder ninguno de los problemas que pueden comportar los movimientos humanos, pero también a no dejar de ver las muchas oportunidades que transmiten los emigrantes, con sus proyectos, con sus ilusiones, y su aportación al desarrollo económico, político y cultural.
Como dice uno de los expertos de más reconocido prestigio mundial, el británico Stephen Castles, miembro del comité científico del congreso, en la percepción de las migraciones se plantea a menudo una contradicción entre la lógica nacional, que es una lógica de control, y la lógica transnacional que contempla las migraciones como uno de los motores de la globalización. En este asunto, como en muchos otros que configuran la agenda mundial, tenemos el reto de compaginar las visiones nacionales con las perspectivas internacionales. Hacerlo desde Cataluña es todavía más complicado teniendo en cuenta la falta de competencias en la gestión de flujos y la fragilidad que presenta la sociedad catalana en muchos aspectos. Pero el debate sobre las migraciones en una agenda política más amplia, que tiene que ver con el desarrollo, la profundización de la democracia, las tensiones enriquecedoras entre identidad y diversidad, la prevención de conflictos o los derechos humanos. Las migraciones preocupan, pero también nos interpelan sobre muchos problemas contemporáneos. Uno de los desafíos más importantes que tiene la comunidad internacional es el de demostrar que no solamente no están en el origen de muchos de estos problemas, sino que pueden ser parte de su solución. Este es el espíritu con el que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, creó hace un año la Comisión Global sobre las Migraciones Internacionales. Sus dos copresidentes, Mamphela Ramphele y Jan Karlsson, que estarán en Barcelona, tendrán en cuenta las conclusiones del congreso en sus trabajos. Será una manera de contribuir, desde el Fórum, a situar las migraciones en la agenda global.
Andreu Claret, es director del congreso MHI y del Instituto Europeo del Mediterráneo (Iemed).
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