El Brujo arremete contra la "incultura teatral" de los empresarios

"El teatro atraviesa un momento difícil. Inmerso en un ambiente casposo, cutre y obsoleto, el teatro se mantiene en un un fenómeno marginal del que ni habla la ministra socialista de Cultura", afirmó ayer el actor cordobés Rafael Álvarez, El Brujo. Así de duro arremetió durante la celebración ante la prensa de sus 25 años sobre las tablas escénicas. Apoyó, sin embargo, a la ministra en la apuesta por la "excepción cultural" que está llevando a cabo su departamento.

A sus 54 años, está claro que a Álvarez le quedan pocos pelos en la lengua. A los empresarios que dominan la escena teatral les calificó de "incultos, salvo excepciones", y les acusó de no interesarles nada más que la "hoja de taquilla".

Durante más de cinco semanas prolongará tres de sus monólogos de mayor éxito: San Francisco, juglar de Dios, de Darío Fo, El contrabajo, del novelista Patrick Süskind, y la versión de Fernando Fernán Gómez de El Lazarillo de Tormes que permanecerá siete semanas en el Teatro Infanta Isabel de Madrid. Pero ayer recordó sus modestos inicios en lo que él denominó "teatro alternativo".

"Era una obra modesta que se llamaba La taberna fantástica. La estrenamos en el Círculo de Bellas Artes y venían a vernos 40 personas cada día. Así hasta que llegó un empresario y le gustó. Decidió apostar por ella y fue un auténtico éxito de cartelera. Dos años aguantamos", recordó Álvarez.

En su propia trayectoria personal apoya El Brujo su firmeza al apostar por el teatro alternativo. Hoy éste tiene cabida únicamente en una veintena de pequeñas salas dispersas por la capital. "Nos quieren hacer creer que la cultura tiene que venderse como la Coca-Cola. Y no es así", recordó Álvarez.

Ahora cumple 25 años sobre un escenario y ha querido celebrarlo reponiendo en el Infanta Isabel tres funciones en solitario. "Representar un monólogo supone una forma libre de ir por la vida que le hace sentirse a uno más un juglar que un actor". dijo.

La trilogía se inicia el 8 de septiembre y hasta el 17 de octubre con Francisco de Asís, juglar de Dios, del anticlerical e irreverente Darío Fo, que ya pudo verse en el Festival de Otoño de 2002. "Fo, que fue contestado por el Vaticano cuando ganó el Nobel, hace sin embargo en esta gran obra un ejercicio de amor y de admiración por san Francisco, que era un místico juglar", explicó ayer el actor y productor en la presentación de los espectáculos en el teatro. "Contaba chistes y hablaba para 5.000 personas. Hay crónicas de la Iglesia que lo cuentan y también la tradición oral de los campesinos. Muestran a un santo que al final no gobernaba ni su propia orden", prosiguió relatando.

A Fo le toma el relevo Patrick Süskind y su El contrabajo, de

l 20 de octubre al 1 de noviembre, obra en la que el autor refleja con cruda nitidez las dudas y angustias de todo creador.

Y como colofón, del 4 al 21 de noviembre, un texto de Fernando Fernán-Gómez

que le ha valido grandes éxitos desde su estreno en 1990: El Lazarillo de Tormes. "Fernando ha convertido el monólogo de El Lazarillo, que está escrito como una carta, en un juicio de éste ante el público. Un tête-à-tête con el público que es quien tiene que determinar si el lazarillo es un ladrón o no", describió el montaje. "Enlaza con la juglaría, y eso es algo a lo que sólo puede llevar un hombre de letras", dijo para ensalzar al autor de Las bicicletas son para el verano, a quien se esperaba en la rueda de prensa y que no acudió.

El Brujo. Teatro Infanta Isabel. Calle del Barquillo, 24. De miércoles a sábado, a las 20.00. Domingos, a las 19.00. De 25 a 30 euros. Miércoles, día del espectador, de 15 a 25 euros.