Teléfonos
Hace seis meses o así me llamó una pariente en Bilbao para hacerme unos comentarios sobre una compañía telefónica de cierta trascendencia. Dicha compañía le estaba cobrando bimestralmente un importe alrededor de 85 euros bajo el epígrafe "Cuotas otros servicios". Me preguntó si me estaba pasando lo mismo. Examiné brevemente una factura reciente, pero sin fijarme en dicho epígrafe.
Pasados dos o tres meses más, examiné otra factura, y en esta ocasión sí encontré el sitio adecuado y me enteré de que la misma compañía me estaba cobrando 85,23 euros con respecto a "otros servicios". Llamé a sus oficinas, pero después de cuatro minutos y medio de música percusiva colgué. Siendo una persona despistada, lo que dentro de unos años quizás sea legalmente castigable, pero por el momento no lo es, de nuevo me olvidé del asunto.
Durante unas vacaciones en este mes de agosto, sin embargo, se me ocurrió volver a llamar. Una señora me explicó que hace un año yo me incorporé en un Plan para llamadas a Suramérica. Esto lo negué, y además señalé que sus registros no indicarían ninguna llamada a Suramérica. Me dio un número de fax a que pudiera dirigir una reclamación.
Ahora esa compañía acaba de notificarme que el pago de las facturas implica mi conformidad, pero que debido a nuestras buenas relaciones ha abonado a mi cuenta bancaria la cantidad de 201,60 euros. Así que a lo largo de un año he perdido aproximadamente 300,00 euros (más IVA). Ya sé que en cualquier país moderno la ley protege al gran capital, pero veo como casi increíble que una cosa así pueda ocurrir en un país tan orgulloso de su democracia.
