'Schumi' fue a lo práctico
Consciente de lo mucho que se estaba jugando, Michael Schumacher fue ayer a lo práctico. Tal vez habría podido ganar la carrera en Spa, pero decidió que lo más importante era asegurarse su séptimo título mundial de la fórmula 1, algo que le sitúa muy lejos ya de los cinco de Juan Manuel Fangio. Es el mejor y lo demuestra tanto cuando las cosas le van bien -12 triunfos en 14 carreras- como cuando encuentra dificultades y se ve envuelto en posiciones que no son las de cabeza.
Ayer, por ejemplo, fue superado por Fernando Alonso y David Coulthard en la misma salida y luego fue por detrás también de Kimi Raikkonen y permitió -no le cerró como luego sí hizo Jarno Trulli- que Juan Pablo Montoya le adelantara de forma espectacular en la chicane de la parada del autobús. No quería tomar riesgos. Y eso le sirvió para acabar segundo y salir de Bélgica con el título en el bolsillo.
Su actitud en la carrera fue tan brillante como la conducción que le permitió realizar el segundo mejor tiempo en la cronometrada que decidió la parrilla, el pasado sábado. Las condiciones en que la realizó fueron mucho peores que las de Trulli y Fernando Alonso, los dos pilotos de Renault. Ellos salieron cuando no había lluvia. Pero Schumacher corrió su vuelta con agua en todo su recorrido y, aun así, se metió entre los dos coches de Renault. Aquello demostró que en condiciones normales, Schumi habría sido un segundo más rápido que todos sus rivales.
En la carrera tuvo que afrontar una situación difícil porque la pista estaba muy fría y a los neumáticos Bridgestone les cuesta más que a los Michelin, mucho menos duros, coger grip [adherencia] en esas condiciones. Le perjudicó también que el coche de seguridad tuviera que entrar tantas veces porque en cada ocasión necesitaba como mínimo una vuelta para volver a calentar sus neumáticos. En tales circunstancias, los coches equipados con Michelin, los McLaren, los Williams BMW y los Renault, tomaban ventaja. Los dos bólidos franceses tuvieron una gran oportunidad para ganar la carrera. La dominaron al principio, hasta que Alonso abandonó cuando era líder, por un problema en la parte trasera de su coche, y Trulli se tocó con Montoya, cuando el colombiano pretendía hacer un adelantamiento exterior sin tener espacio para realizarlo.
Pero Schumacher nunca se enervó. Demostró una madurez que no tenía en su juventud y que ha ido adquiriendo con el paso de los años. No explotó todo el potencial de su Ferrari y cerró el curso sin que su coche sufriera una sola avería -ayer fue segundo y en Mónaco abandonó por accidente-. Siguió su ritmo y, cuando intuyó que el McLaren de Raikkonen funcionaba como un reloj, renunció a luchar por la victoria y se aseguró el segundo puesto. Con eso tenía bastante: sólo necesitaba dos puntos más que su compañero, Rubens Barrichello, para salir nuevamente campeón, y, obviamente, los consiguió.
Joan Villadelprat fue director de las escuderías Benetton y Prost y jefe de mecánicos de Ferrari.
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