Comida rápida en un ambiente divertido
Todo es exageradamente kitsch y demasiado hortera. No pasa inadvertido. Y la idea era justo hacer algo que no pasara inadvertido". Lo cuenta W
alter Torregrosa, contento con el resultado de su creación. A los 38 años, y con un pasado profesional dedicado a idear proyectos de marketing para los demás, decidió "juntar las mejores ideas" y abrir su propio negocio: un fast food en Chueca cuya especialidad es el pollo, como su nombre, Pink Pollo, indica.
En el apartado decoración, la interiorista Eva Almohacid ha logrado dar personalidad al local, cumpliendo uno de los objetivos principales de Torregrosa: llamar la atención. Un escaparate en el que se ve un pollo de gomaespuma haciéndose en un asador rosa con purpurina introduce el comensal en la atmósfera kitsch del Pink Pollo: paredes almohadilladas, baldosines, mesas de formica y asientos de piel, todo color rosa y blanco. En este escenario, en el que suena entre los temas musicales de fondo la "Pink Música" -de la danesa Vibeke Gilland-, Fangoria grabó parte del videoclip de la canción Retorciendo palabras. Elementos que, juntos o separados, convierten el Pink Pollo en una propuesta divertida.
PINK POLLO
Calle de las Infantas, 18. Madrid. 915 31 16 75. Todos los días, 12.00-17.15 y 20.30-1.00. www.pinkpollo.com.
Lo que es discutible es el cumplimiento del segundo y más importante apartado: el buen comer. La intención, que se anuncia en la web y que Torregrosa corrobora, es ser un restaurante que combina "cocina de autor y servicio rápido y económico". La carta de Carlos Gamonal -hijo del cocinero del mismo nombre dueño del prestigioso restaurante El Drago, en Tenerife- deja que desear si el objetivo pretende ser algo más que un fast food con un punto de imaginación. Las frituras están cuidadas y no son grasientas, pero no justifican la etiqueta de cocina de autor, y tampoco los 14,50 euros que se paga por un surtido de alitas, jamoncitos, nuggets, pechuguitas y patatas (con salsa de mostaza y miel). El pink pollo asado (entero, pero pequeño, por 7,90 euros) está seco, aunque lo acompaña la fuerte pero rica salsa pink, hecha con mayonesa, piña y curry. Eso sí: si se pagan 100 euros más, un pink-chulo se lo entrega en casa y antes de marcharse hace un strip-tease.
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