El discóbolo que no podía orinar
El COI despoja de la medalla de oro y expulsa de los Juegos a Robert Fazekas, quien intentó dar un cambiazo en el control antidopaje
Hace más de 20 años, en la prehistoria de la lucha contra el dopaje, Michel Pollentier, ciclista belga que había ganado la etapa de l'Alpe d'Huez y lucía el maillot amarillo del Tour, se colocó una pera llena de orina limpia en el sobaco para hacerla llegar, mediante una sutil presión y a través de un tubito de goma disimulado bajo su ropa, al frasco de recogida de muestras en vez de la suya verdadera, la que pudiera orinar allí y entonces. Fue cazado in fraganti. A partir de entonces se obliga a los ciclistas a orinar desnudos delante del controlador.
Ayer mismo, en pleno siglo XXI, tiempo de avances y vanguardia, Robert Fazekas, discóbolo húngaro, campeón olímpico recién proclamado, se colocó un catéter al que inyectó orina limpia para hacerla pasar por suya en el control subsiguiente a la prueba. La técnica le falló y durante varias horas, hasta las tres de la mañana, simuló incapacidad de orinar más que unas pocas gotas, insuficientes para llenar los dos frascos que debáin ir al laboratorio.
El atleta húngaro es el segundo campeón olímpico y el tercer medallista que pierde su premio después de que se anunciara en Atenas la tolerancia cero
Finalmente, tras varias discusiones y mosqueos generalizados, el inspector descubrió la trama. El Comité Olímpico Internacional (COI), en procedimiento de urgencia, le privó de la medalla, le descalificó y le expulsó de los Juegos. Como la ceremonia de entrega de medallas se efectuó anoche, Fazekas ni siquiera ha subido al podio y no tendrá que devolver el oro. En su lugar fue coronado el lituano Virgilius Alejna, ya campeón en Sidney 2000.
Fazekas, de 29 años, es el segundo campeón olímpico -tras la rusa ganadora del lanzamiento de peso en Olimpia, Irina Korzhanenko, positivo por estanozolol y que, por otra parte, ha dicho que no puede devolver la medalla porque la había mandado a su casa, en Rusia, con su hermano- y el tercer medallista -tras el halterófilo griego Leónidas Sampanis, bronce, positivo por testosterona- que pierde su logro por un hecho relacionado con el dopaje en unos Juegos que comenzaron con un anuncio inusitado de tolerancia cero y que continuaron con el escándalo Kenteris-Thanou, los dos velocistas griegos que, según las investigaciones, simularon un accidente de motocicleta para eludir un control sorpresa en la Villa Olímpica y luego se refugiaron durante días en un hospital de la capital. Antes de Atenas, sólo un campeón olímpico había perdido el oro por un hecho de dopaje: el canadiense Ben Johnson, de los 100 metros, en Seúl 88.
Según fuentes de la lucha antidopaje, la caída de Fazekas ha sido todo menos casual. "Desde que ganó la Copa del Mundo en Madrid, en 2002, ya estábamos con la mosca tras la oreja", indicaron fuentes atléticas; "su extraordinaria progresión en poco tiempo había llamado la atención del mundillo del disco, que nos hizo llegar sus sospechas". Antes de 2002, Fazekas, quien había tenido el honor, breve, de convertirse en el segundo discóbolo húngaro campeón olímpico 104 años después del primero, era un lanzador bueno, pero no extraordinario. Sin embargo, en los Europeos de Múnich, en un recorrido exactamente igual y paralelo con su paisano e íntimo amigo Adrian Annus, proclamado campeón olímpico de martillo el domingo, con quien comparte entrenador, habitación y hasta peluquero, inició una meteórica ascensión de marcas y puestos que le llevó a ser campeón de Europa, subcampeón mundial en París 2003 y, durante 24 horas escasas, campeón olímpico.
Poco después de que el COI despojara de la medalla de oro a Fazekas, la organización dio a conocer un nuevo caso de positivo. El saltador de altura bielorruso Aleksey Lesnichiy fue descalificado y expulsado por consumo del anabolizante clembuterol. Losnichiy, que hizo nulo en todos sus intentos en la ronda de clasificación de altura, alegó que había tomado un jarabe para la tos sin consultar con los médicos del equipo.
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