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Reportaje:Verano 2004

Un Caribe 'pata negra'

Holiday World aplica en Benalmádena el modelo de hotel 'todo incluido'

Es lo último en complejos hoteleros. Con el todo incluido, una pulserita de colores y una tarjeta sirven para llenarse la tripa y disfrutar de instalaciones de última generación. Se trata de un modelo que viene años aplicándose en el Caribe y que se ha exportado a España.

El 1 de mayo se inauguró uno de estos hoteles en Benalmádena (Málaga). El Holiday Village es una construcción piramidal de 62.000 metros cuadrados y una capacidad para 1.800 camas. Forma parte del complejo Holiday World, junto con otro hotel y un club de playa. El conjunto es el germen de un proyecto que prevé la construcción de 13 hoteles en torno a un campo de golf de nueve hoyos. Cristóbal Peñarroya, presidente de la inmobiliaria propietaria, asegura que es el primero de su clase en Europa. "Hay que ofrecer algo más que comer y beber. Tiene que haber animaciones y actividades, la gente no viene para engordar", señala.

Si está pensando en visitarlo el próximo verano, lo tendrá difícil. Este Caribe pata negra está invadido por los británicos. Las reservas se realizan a través de la tour operadora First Choice, que vende los paquetes turísticos -con vuelo incluido- desde Reino Unido. "Nos han asegurado el lleno durante diez años", afirma Peñarroya. Los clientes son casi exclusivamente británicos e irlandeses y las instalaciones están pensadas para ellos. En los carteles y la megafonía el idioma de uso común es el inglés. Las dos salas de proyección de cine emiten películas en esta lengua y el supermercado está lleno de productos de importación.

El precio por pedir platos y platos, sin miedo al número de ceros de la cuenta, es importante. Una pareja con dos hijos menores de 16 años tendría que pagar unas 1.876 libras esterlinas (aproximadamente 2.800 euros) por pasar una semana de octubre en el hotel.

Las instalaciones tienen un acceso tan difícil como un búnker. Poseen 156 cámaras de vigilancia y una tarjeta con código de barras da acceso a 11 piscinas, 14 jacuzzis, baño turco, sauna, tres restaurantes, un piano-bar, un pub irlandés, un café-teatro para espectáculos, un auditorio al aire libre, centro médico, gimnasio, mini golf, pistas de padel y tenis y un campo de fútbol.

Sus 360 habitaciones cuentan con una pequeña cocina, dos camas de 2,40 metros y un saloncito con un sofá cama. Es un crucero en tierra. Todo está dispuesto para que el cliente no tenga que salir. Esta particularidad se ha ganado el recelo de los pequeños comerciantes de la zona que ven peligrar sus ingresos. Peñarroya afirma que sus clientes "salen mucho del hotel", y que la parada de taxis y de autobuses que hay en la puerta "es una de las más rentables de Málaga". El año que viene sus visitantes podrán disfrutar de una piscina de agua salada con olas y de un camarero que, por un euro, les disparará sangría directamente a la boca.

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Holiday World Hotels. CN-340 P.K. 215'6. 29630. Benalmádena Costa (Málaga). Tlf. 952 57 97 00. www.holidayworld.es

Lo que hay que pagar

No todo está incluido en el Holiday Village de Benalmádena. La empresa sólo garantiza el 70% de los servicios con el pago de la reserva. Pida todo el vino que quiera, pero nada de whisky escocés. Las bebidas alcohólicas de marcas foráneas no son gratuitas. En el supermercado, un tubo pequeño de patatas fritas sale por 2 euros, lo mismo que una partida de billar en el salón recreativo del centro. "Los precios son algo más altos pero los clientes tienen un buffet pagado que cuenta con variedad de platos", afirma Cristóbal Peñarroya, presidente del grupo propietario del hotel. Pueden además comer, una vez por semana, en uno de sus dos restaurantes especializados, un mexicano y un italiano.

Este tipo de complejos suelen asociarse con colas largas para pedir un refresco en el chiringuito de la piscina. Gary Calbert, lee el Times mientras sus hijos juegan en el barco pirata del club de playa. "He tenido que esperar mucho, a lo sumo, cuatro o cinco minutos", afirma. Lo que sí es difícil es encontrar una sombrilla en la piscina a ciertas horas. Los turistas se quejan de que el complejo no tenga un acceso directo al mar, a pesar de que está en primera línea de playa.

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