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Reportaje:Atenas 2004 | REMO

Ocho centésimas de oro

Matthew Pinsent, el gigante británico, gana su cuarto título olímpico y se corona como heredero de su compatriota sir Steven Redgrave

Fue sólo por ocho centésimas de segundo. Un suspiro en la última palada. Y quizá hasta el mayor impulso con sus largos brazos y su corpachón imponente lo dio Matthew Pinsent, el gigante británico que ha seguido a su maestro en los triunfos. El remero que acompañó en dos de sus cinco títulos olímpicos a sir Steven Redgrave, leyenda del remo y del deporte universal, sumó en el cuatro sin timonel su cuarta medalla de oro olímpica. El barco británico, en cabeza desde la salida, pasó los 500 y los 1.000 metros al frente, pero Canadá le adelantó a los 1.500, a falta del medio kilómetro final. En el mano a mano, definitivo, con James Cracknell, Ed Coode y Steve Williams de compañeros, Pinsent volvió a alcanzar la gloria, que quizá sea la definitiva. A sus casi 34 años, no llevará ya a Pekín 2008 sus 1,96 metros de estatura y 110 kilos de peso.

Concluida su carrera, se dedicará a pilotar un helicóptero y a sus muchas obras benéficas

Si en el remo hay un repóker de ases que se puede extrapolar al olimpismo y a las hazañas del deporte en general en él está este mocetón con cara de campesino, el rostro curtido de tantos vientos, en tantos canales, en tantos lagos. El de Schinias, en Grecia, ha sido el de su última batalla, que empezó a fraguar en Eton cuando se inició en el remo porque le gustaba pasar sus tardes de verano en el agua. El remo, uno de los deportes más tradicionalmente británicos, le atrapó y su carrera se lanzó definitivamente a la fama internacional cuando se unió a Redgrave. Fue para los Juegos de Barcelona 92, en Banyoles, donde ganó su primer oro. Para su compañero sir, era ya la tercera. Steve había conseguido la primera en Los Ángeles 84, en cuatro con timonel, y la segunda en dos sin timonel en Seúl 88, donde también sumó un bronce en dos con timonel. Matthew fue el recambio ideal. Ponía su juventud y potencia junto a la astucia y calidad, nunca exenta de fuerza, de Redgrave. Su imbatibilidad hizo historia. Y, tras ganar en 1992, repitieron en Atlanta 96 en el dos, y en Sidney 2000, en el cuatro. Quinta medalla de oro para el sir y tercera para el que ya había sido honrado en 1993 como Caballero de la Orden del Imperio Británico. Porque a sus títulos olímpicos Pinsent ha unido nada menos que diez mundiales.

Pero después de Sidney la vida deportiva de Pinsent cambió radicalmente. Quedó como el eslabón perdido. De hecho, con su nueva pareja en dos, Cracknell, ya no es invencible. Sólo fue cuarto en los Mundiales de Milán 2003, aunque sí había ganado los de Sevilla 2002 y nada menos que en dos con timonel y sin timonel en los de Lucerna 2001. Pero volver al cuatro era la única garantía de victoria para Atenas. Y, aunque haya sido ajustadísima, la historia sólo lo comentará. Su cuarto oro vale mucho más.

Pinsent dedica mucho de su tiempo a una asociación benéfica de ayuda para niños a través del deporte. Promueve la investigación y la búsqueda de medios para tratar a discapacitados. Es un hombre prestigioso y respetado no sólo como gran atleta. En el valle del Támesis, el Instituto del Deporte Británico construyó un canal para entrenamientos. Recibe el nombre de Lago de Remo Redgrave-Pinsent. De su compañero de dos Juegos y muchas horas de remar en entrenamientos y competiciones guarda un recuerdo y una amistad imborrables. "Si no hubiera remado con él, jamás habría podido conseguir mis dos primeras medallas de oro. Es, sin duda, la persona que más ha influido en mi carrera", confiesa.

Ahora, cuando ya pase el flujo de sus ocho centésimas gloriosas, seguirá remando por placer, jugará al golf y al rugby, como no podía ser menos para un británico, y montará en moto y volará en helicóptero, sus grandes placeres.

El británico Mathew Pinsent espera tranquilamente sentado para subir al podio y recibir su cuarto oro olímpico.
El británico Mathew Pinsent espera tranquilamente sentado para subir al podio y recibir su cuarto oro olímpico.ASSOCIATED PRESS

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