El Poder Judicial estudia el amparo a un policía frente a un juez de Cádiz

La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) estudiará hoy una solicitud de amparo del comisario jefe de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), frente al juez número 3 de El Puerto de Santa María, Miguel Ángel López Marchena, instructor de la Operación Manzanilla y de la Operación Estela contra el narcotráfico, a quien el comisario ha denunciado ante la fiscalía por supuestos delitos de calumnia, prevaricación y denuncias falsas.

Fuentes del CGPJ anticiparon que la ley no prevé que el Poder Judicial ampare a un policía, sino a los jueces que se sientan perturbados en su independencia, por lo que en principio no atenderá la solicitud.

La petición del comisario es el último episodio de la batalla que enfrenta al juez López Marchena, conocido en algunos ambientes como El Garzón de Cádiz, con policías y fiscales de la provincia.

En junio de 2002, el juez imputó al entonces comisario de Sanlúcar, Luis Castillo, y a nueve agentes de la comisaría por una presunta omisión de actuaciones contra conocidos narcotraficantes. El juez acusó después a los fiscales de Cádiz de entorpecer la investigación y criticó la actuación del fiscal jefe de Cádiz, Isidoro Hidalgo. El fiscal jefe, a su vez, pidió la nulidad de la Operación Estela en la que fueron detenidos 41 narcotraficantes por supuestas irregularidades en la instrucción.

La disputa acabó ante el Consejo del Poder Judicial, que en julio el pasado año archivó un expediente contra el juez. La Fiscalía del Estado dictaminó que Hidalgo se había excedido al reclamar la nulidad de la instrucción judicial y la Audiencia Provincial mantuvo, si entrar en el fondo, la validez de la investigación.

Por su parte, el juez López Marchena se quejó el pasado mayo al presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía de que la policía había minimizado la importancia de las amenazas proferidas contra él y su familia por parte de implicados en casos de narcotráfico. El magistrado añadió que a las amenazas contra él se sucedieron las coacciones padecidas por un testigo protegido con la finalidad de que cambiase su testimonio.