Defensa, físico y motivación
Hay tres aspectos que permiten pensar que la selección española puede lograr algo importante en este torneo olímpico de Atenas: la motivación, la condición física y la defensa.
Es verdad que ayer David Barrufet estuvo sensacional, especialmente durante la primera parte. Pero también lo es que España realizó un trabajo defensivo extraordinario, basado en una muy buena condición física. La gente trabaja muchísimo. Nadie se esconde. Los jugadores dan la cara. Y ayer, los segundos defensores de cada lado se vaciaron de forma especial, salieron a los nueve metros y dieron una profundidad a la defensa que desequilibró a los lanzadores rusos y de manera especia a Tuchkin.
El físico no es sólo un factor determinante en el trabajo defensivo, sino que también permite a la selección española jugar tranquila los minutos finales de cada partido: ese tiempo es nuestro. No hay ningún otro equipo -al menos de los tres contra los que hemos jugado hasta el momento- que mantenga el nivel físico de nuestra selección.
Y el tercer aspecto, la motivación, salió a relucir cuando España había entrado en una fase de mal juego que podía costarle el partido, con todo lo que ello podía suponer. Entonces se demostró que el de César Argilés es un equipo y juega como tal. Hubo un momento decisivo para comprobarlo. Ocurrió cuando durante ocho minutos prácticamente seguidos jugó en inferioridad numérica y logró un parcial de 4-2 a su favor. Eso es muy difícil y no se logra por arte de magia. Es el producto de una gran mentalización.
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